Allí estoy, la tengo a punto, vestida con su túnica azul celeste, su corona brillante y su velo blanco. Me acerco a ella y le acaricio la mejilla, me acaricia la mía con su mano izquierda, mientras baja con la derecha, recorriendo mi torso sensualmente, mas abajo de la cintura, hasta entrar en contacto con mi íntima entrepierna.
- Espera, espera, para, no, así no... - Le digo mientras detengo su mano antes de que rodee mi pene por completo.
- ¿Qué? - Me pregunta.
- Pues... que así no... que esa no es la actitud que estoy buscando. - Le explico.
- Pues a ver... ¿Que quieres? - Me dice en un tono maleducado y desagradable.
- A mi me pone la inocencia, la puerilidad de una virgen ante la situación sexual, la pureza...
- Bueno, por supuesto, virgen, lo que se dice virgen, no soy, no se si puedo hacer alguna otra cosa al respecto, pero eso no lo voy a cambiar, la magia nunca fue mi fuerte, así que, tu dirás. - Me dice interrumpiendo mi explicación.
- Ok, de acuerdo, pero algo podrás hacer... - Le digo mientras pienso las palabras mas adecuadas para describirle lo que busco.
- Pues... - Piensa unos segundos - ¿Qué tal si te devuelvo la pasta y se lo propones a otra? - Me propone.
- No, es que a mi me gustas tú. - Le digo mirándola fijamente a los ojos.
- Pero es que la interpretación nunca ha sido lo mío...
- Por favor, haz un esfuerzo. - Le ruego.
- De acuerdo, lo intentaré.
Vuelvo a acercarme a ella, la acaricio, le voy quitando la ropa, poco a poco, dejo al descubierto sus protuberantes pechos y acaricio sus oscuros pezones con la lengua, los mordisqueo y, gracias a Dios, ella sigue manteniendo su actitud inocente. Continúo desnudándola, retiro su bata, su capucha, su velo, y la tumbo en la cama. Espera a que se lo indique con una caricia, para abrir su entrepierna y ofrecerme el orificio que te lleva al paraíso. Mi entrepierna se endurece cual marfil. Empieza la danza y el movimiento va y viene, escondiendo y descubriendo la barra de marfil carnoso una y otra vez.
Todo esta yendo a la perfección hasta que ella empieza a gemir y a fingir placer como una vulgar prostituta. Que, bueno, es lo que es. Pero le pago para que no se comporte así, precisamente. Eso no funciona conmigo, yo busco algo mas sofisticado y menos pecaminoso. Tal actitud me provoca el efecto contrario al deseado, así que, conforme ella aumenta el volumen de sus gemidos, yo noto como disminuye el de mi polla.
- ¡No! ¡Así no! ¡¿Pero que parte de virginal e inocente no has entendido?! - Grito totalmente enojado.
- Pero, ¿Qué he hecho mal? - Me pregunta extrañada.
- ¿¡Tú crees que una virgen gemiría de esta manera!? - Le digo totalmente fuera de mis casillas.
- Oye, pues no se... es la costumbre... ya te dije que igual era mejor que te buscaras a otra...
- Esta bien - Le digo - Entonces devuélveme el dinero, como habías dicho. - Le propongo.
- ¿¡Qué!? - Me pregunta totalmente exaltada, la muy puta.
- Que me des el dinero, me habías dicho que me dabas la pasta para que me busque a otra que haga lo que tu no sabes hacer...
- Claro, pero eso era antes de que me penetraras y me hicieras perder media hora, si tienes un gatillazo no es cosa mía...
- ¿¡Cómo te atreves..!? ¡Devuélveme mi dinero!
- Venga hombre, ni de coña, además dudo de que sea tuyo...
- ¿¡Qué!? - Cada vez estoy mas cabreado.
- Pues que seguro que es el dinero de los devotos... ¿Quién sino un cura iba a tener a una especie de virgen María como fantasía sexual?
- ¿¡Pero cómo te atreves!? ¡Devuélveme mi dinero, zorra ladrona! - Le grito a la vez que me abalanzo sobre ella.
- ¡Mira quien habla! - Me dice mientras forcejea para librarse de mí.
- Si es que... ¿¡Cómo te atreves a llamarme ladrón?! ¡Eso es pecado!
- ¿Y ir de putas, no? ¡Ahora suéltame, o empiezo a gritar!
La suelto, un escándalo aquí es lo último que me interesa si no quiero que me obliguen a colgar los hábitos.
- Está bien, pero no pienso volver. - Le advierto.
- Eso espero. - Me dice a la vez que me lanza un corte de manga.
Ya en el coche, recupero mi clergyman y me pongo el alzacuellos. Solo espero que todo quede aquí y no volver a saber nada de esa sucia mujer.
Imagen cedida de la niña de las flores: http://laninadelasflores.blogspot.com/
Imagen cedida de la niña de las flores: http://laninadelasflores.blogspot.com/
Que blasfemo jejeje
ResponderEliminarComo me molesta la hipocresía de esta gente. Va siendo hora de cambiar un poco el orden de las cosas. De carne son. Buen final. Abrazo
ResponderEliminarJa, ja, ja, muy bueno. No sabía que fueses anticlerical. Si te lee alguno de los E-cristians, te lía la de Dios es Cristo (y nunca mejor dicho).
ResponderEliminarSaludos, y un abrazo.
Jejeje, muy bueno, y ese era de los suaves. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias a todos por sus comentarios.
ResponderEliminarSiento contestar su comentario taaan tan tarde. Realmente no creo que el no captar el mensaje fuese cosa de las cuatro de la madrugada. Al igual que se debe conocer a fondo la vida de Rimbaud para comprender su obra, de la mía no tiene ningún tipo de indicios. Y en eso consiste la prosa poética: en omitir más de lo que se expresa.
ResponderEliminarMe encanta la imagen de femme fatal de tu relato, por cierto. Me quedo por aquí.
Muy bueno. Elegante, erótico y profundo. Destaca una reflexión muy incisiva sobre el sacerdocio que se extiende a la perfección a toda la institución de la Iglesia, con la facilidad de un virus o una mancha de aceite.
ResponderEliminarEso sí, ese "¿Y ir de putas no?", que, bien mirado, puede ser un fallo consciente para exponer el nivel verbal y, por extensión, cultural, de la puta, me ha dolido a la vista. Es más, esto ya sería meterme mucho donde no me llaman, pero yo, para que la frase que acabo de señalar quedase más natural, habría cambiado el "antes de que me penetraras" por "antes de que me la metieras". Pienso que así el relato sería totalmente perfecto.
En fin, siento haber tenido este ataque de "quisquillosidad". El relato prácticamente está de 10.
Saludos.
Eeiip!! Me gusta como escribes!! Tengo k pasarme por aki más a menudo!! jeje ^^
ResponderEliminarA ver cuando nos vemos, eeh!?
Bye Wapoooo
Pobre curita se creerá que por que ella gima menos el pecado será menor. Si ya lo dije yo una vez en una regla de proporcionalidad del gemido si es que todo va relacionado...¿En fín dónde está el pecado?¿dónde está el pecador? Ah! la acción del pecado muy bien descrita, me ha gustao! Un besito.
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