Arthur despierta
sobresaltado. Intenta salir desesperadamente golpeando las ovaladas paredes que
lo encierran. No entiende nada de lo que le está pasando. A pesar de
encontrarse sumergido en líquido puede respirar, cosa que le demuestra estar
siendo presa de alguna fuerza antinatural.
-
Buen despertar
- escucha.
- - ¿Quién es? ¿Qué queréis de mí? – alza Arthur la
voz
- - Acérquese al traductor instantáneo para hablar,
por favor, de lo contrario no podemos comprender.
Arthur mira a su
alrededor. A través de las transparentes paredes de la cápsula que le
aprisiona, puede ver una especie de cuerpos etéreos que desprenden
luminosidades de distintos colores. Las deslizantes paredes que le envuelven
solo tienen una pequeña irregularidad. Una esfera negra resalta en pleno centro
de la transparencia. Decide acercarse a ella para hablar.
- - ¡Sáquenme de aquí! – grita
- - Tranquilícese, entendemos el shock en el que se
encuentra ahora mismo. La teleportación afecta muy negativamente a los seres
inferiores que no han sido capaces de renunciar a su forma física.
- - Pero, ¿De qué demonios hablas? – Arthur entiende
que la pequeña irregularidad de su celda es lo que ellos han llamado “el
traductor”.
- - Le explicamos su situación, Arthur, tal vez sea
un poco complicado de comprender, por eso es importante que escuche
atentamente. El analizador de metadatos universal ha decidido, tras analizar
los perfiles de todos los seres humanos durante diez años, que usted es el más
indicado para defender a la raza humana en el juicio por su exterminación.
- - ¡¿Cómo?! – Arthur no da crédito a lo que escucha
- - Entendemos que no se encuentra en plenas
facultades. La dependencia de un cuerpo físico siempre ha sido un
inconveniente. La abducción altera sus capacidades. Pero le informo de que
ahora mismo usted se encuentra en la corte intergaláctica y todo está preparado
para el juicio. No se preocupe, descanse, esperaremos hasta que usted se haya
recuperado por completo para llevar a cabo el juicio. El líquido en el que se
encuentra sumergido, le aporta todos los nutrientes necesarios para
recuperarse, y ninguna toxina. De hecho podría decirse que para la salud de su
cuerpo físico, es mejor que eso que llamáis comer. Ahora le pondremos a dormir
y volveremos a despertarle en unas horas. Estamos seguros de que tu
subconsciente, durante la fase rem, será capaz de asimilar toda la información
que le acabamos de proporcionar.
Repentinamente, una absoluta felicidad, una
especie de orgasmo prolongado, invade el sistema de Arthur, un placer tan
grande que le hace perder la conciencia. Duerme durante horas. Efectivamente, al
despertar, entendía y comprendía la gravedad de su situación. Era el abogado de
la raza humana en el juicio final, y no tenía la opción de negarse.
- - ¿Y bien? ¿Se encuentra en condiciones de defender
a su raza? – Dijo la voz robótica que debía pasar por un traductor como el que
usaba Arthur- Nos encontramos en la corte R257 para celebrar el juicio del
comité de galaxias unidas contra la raza humana. La causa de la denuncia es la
peligrosidad que supone la permanencia de dicha raza para la subsistencia de
otras especies consideradas superiores. La emisión de gases tóxicos que genera
ya es tal, que su propia atmósfera no puede contener. Especies de otras
galaxias se han visto afectadas por respirar los residuos gases tóxicos que
provienen de la tierra, llegándose a cobrar varias víctimas mortales por la
conocida como “infección de la tierra”. El comité de las galaxias unidas ha
convocado a uno representante de cada galaxia miembro para cumplir la función
de jurado. ¿Entiende el acusado su situación?
- - Si, la entiendo – dijo Arthur sabiendo que no
iba a mejorar nada con una negación.
- - Entonces, éste es su momento. Usted tiene que
aportar algún motivo por el que piense que su raza no debe ser eliminada del universo.
- - Simplemente, no podéis exterminar a otra
especie. Es totalmente inmoral. Nada os da derecho a ello.
- - Nos da derecho el hecho de que, extinguiendo
vuestra raza, garantizamos la permanencia de muchas otras especies
inteligentes. De cualquier modo, no puedes exigir un derecho para una especie
que ha vulnerado dicho derecho reiteradamente a lo largo de la historia. Pues
en vuestro propio planeta muchas especies con potencial de desarrollo han sido
exterminadas por vuestra avaricia, vanidad y desconsideración.
- - Entonces- buscó Arthur en su memoria – tenemos
una ley escrita que lo prohíbe. Es una ley universal. Se llama la declaración
universal de los derechos humanos, y no debe ser violada por ningún ser del
universo.
La voz tarda en contestar, tal
vez unos minutos, tal vez horas. Arthur no está seguro de cuánto tardó, pero
percibe que tarda más de lo normal. Ese rato más de lo normal le parece una
eternidad. Durante ese indefinido periodo de tiempo, llega a pensar que el
hecho de tener una ley escrita que protege los derechos humanos va a servir de
ayuda a la salvación de su raza.
- - Entendemos – habla finalmente la voz- pero sin
embargo, tras analizar los metadatos, hemos comprobado que dicha ley ha sido
violada por vosotros mismos una y otra vez. Además fue escrita en plena
ignorancia de la existencia de vida inteligente fuera del pequeño planeta al
que pertenecéis, por lo que es difícil utilizar dicho argumento como defensa, a
pesar de la buena intención de la ley.
- - Pero entonces caéis en el error de la generalización.
Si extermináis a la raza – dice Arthur en un desesperado intento de salvar a la
humanidad – pagarán justos por pecadores. Lo que debéis hacer es un proceso de
selección y aniquilar solo a aquellos seres humanos que perjudican, dejando
vivos a los buenos. Son muchas las personas maravillosas que ayudan a sus
semejantes. Aman y respetan toda forma de vida. ¿Realmente creéis justo
exterminar la raza entera?
- - Tal vez – contesta la voz tras el periodo de
análisis de metadatos – sea injusto para algunos seres individuales, pero es
justo para el equilibrio del universo. Los metadatos nos dicen que, debido a
insaciables sentimientos tales como la avaricia, mientras existáis como
civilización seguiréis llevando a cabo la destrucción que cada vez afecta más
lejos. En adhesión, en contra del
acusado, informamos de que han sido muchas las veces que vuestra raza ha
llevado a cabo tal injusticia, pues no eran culpables de la guerra muchas de
las familias muertas en un lugar del planeta tierra al que vosotros llamáis
Hiroshima, o Nagasaki. Tampoco eran culpables del conflicto entre esa localidad
que llamáis EUA y esa otra que llamáis Vietnam, los habitantes de las
localidades colindantes a esta última que todavía hoy en la actualidad siguen
pisando minas que les hacen saltar por los aires. Una vez más no se puede
defender a la raza humana por falta de
ejemplo.
- - ¿Pero qué hay de los niños sumidos todavía en la
inocencia? ¿Y de las familias que luchan honradamente por su futuro? No tenéis
derecho a causar tanto sufrimiento – dice Arthur a la vez que rompe a llorar
desconsoladamente.
- - No te preocupes por eso, – dice la voz – la
confederación de galaxias unidas prohibió el sufrimiento hace mucho tiempo. Tal
como te dormiste la otra vez, disfrutando del mayor placer que tu cuerpo físico
es capaz de otorgarte, la humanidad perderá la conciencia en un orgasmo
prolongado y morirán todos y cada uno de los seres humanos con una sonrisa en
la cara. De hecho será mucho mejor que la autoextinción a la que os precipitáis
si se os sigue permitiendo actuar con libre albedrío. Realmente sería sensato
que desearais vuestra ejecución pues os evitará, como raza, el mayor de los
sufrimientos que supone la auto extinción. Ahora es posible que no lo comprendas,
vuestro egoísmo os hace poner vuestra supervivencia individual por encima de
todas las cosas. Pero vuestra ejecución será lo mejor para el equilibrio
universal y para vuestro propio bienestar. La sentencia ha sido decidida.
Dicho esto empieza el placer. Todos los seres
humanos pierden para siempre la conciencia, pero perecen con una sonrisa de
absoluta felicidad provocada por un orgasmo mortal.
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