La revolución es una cosa de todos, y de todos los días. Hay que cambiar muchas cosas y, desde mi punto de vista, una de las más importantes es el volumen de consumo. Debemos ser conscientes de que cada vez que compramos algo le estamos haciendo daño al planeta. Es muy difícil encontrar productos en el mercado que hayan sido completamente respetuosos, tanto con el medio ambiente, como con el medio humano. Da igual si es un ordenador, unos pantalones o una lata de guisantes. Todo colabora en el deterioro general del planeta, por no hablar de los atroces crímenes de los que son impunemente responsables algunas compañías y nosotros, al consumir sus productos, cómplices. Aunque no nos demos cuenta.
Un ejemplo de dichos crímenes son los que realizan compañías como motorola o nokia al comercializar móviles fabricados con Coltan procedente del Congo. Un lugar donde los mineros son esclavizados y torturados por los militares, quienes se quedan con el beneficio de la extracción del mineral para subvencionar su lucha armada. O las compañías de tejanos que han trasladado sus fábricas a Turquía donde todavía se permite la técnica de desgaste de jeans por chorro de arena. Una técnica que contamina los pulmones de los trabajadores de polvo de sílice, provocándoles así silicosis, una enfermedad respiratoria que a veces llega a ser mortal. Total para que podamos llevar pantalones desgastados, menuda gilipollez.
Y estos son los dos ejemplos que han llegado a mi pantalla, de entre todo lo que ignoramos. Se que es muy difícil saber, de todo lo que llega a nuestras tiendas, que está manchado de sangre y que no, así como lo que es respetuoso con el medio ambiente. Por lo que creo que deberíamos, todos, adoptar la responsabilidad de tratar de reducir el consumo a su mínima expresión. Hay muchos pequeños gestos que pueden ayudar, como por ejemplo el no cambiar de ropa cada año, ni cada dos, la ropa dura mucho más tiempo y se puede llevar, puede que no se vea nueva y se vea un poco desgastada, pero a quien le importa, te cubre del frío y te tapa igual. La moda es una estafa, un robo directo a nuestros bolsillos, y un abuso del planeta, pues te hace creer que necesitas cambiar de ropa constantemente. Alimenta los mercados de segunda mano, puedes encontrar lo que necesitas sin aumentar la demanda de producción. No tires nada que funcione o se pueda reparar, véndelo o regálalo a alguien que lo necesite. Utiliza los foros de Internet para encontrar soluciones para tus aparatos estropeados, puedes encontrar como arreglar de todo, ordenadores, neveras, ventiladores, impresoras... Solo hay que dedicarle un poco de tiempo, pero ahorrarás dinero y planeta. Procura comprar los productos alimenticios en medidas grandes, por ejemplo, seis medianas son dos litros, pues antes que coger los seis envases que tendrás que desechar, mejor coge dos litronas y utiliza vasos. Evita el paquete en medida de lo posible, es mejor siempre comprar verduras frescas que en los ultracongelados o en botes de conserva. Lo mejor de todo es que, si te fijas, además de ayudar al planeta y alimentar un poco menos el violento sistema en el que vivimos, todas estas medidas son beneficiosas para nuestros bolsillos, por lo que, reduciendo el consumo ganamos todos. O casi todos.
Les dejo con el documental que explica la historia del Coltan. Una triste historia, sin duda.
Y estos son los dos ejemplos que han llegado a mi pantalla, de entre todo lo que ignoramos. Se que es muy difícil saber, de todo lo que llega a nuestras tiendas, que está manchado de sangre y que no, así como lo que es respetuoso con el medio ambiente. Por lo que creo que deberíamos, todos, adoptar la responsabilidad de tratar de reducir el consumo a su mínima expresión. Hay muchos pequeños gestos que pueden ayudar, como por ejemplo el no cambiar de ropa cada año, ni cada dos, la ropa dura mucho más tiempo y se puede llevar, puede que no se vea nueva y se vea un poco desgastada, pero a quien le importa, te cubre del frío y te tapa igual. La moda es una estafa, un robo directo a nuestros bolsillos, y un abuso del planeta, pues te hace creer que necesitas cambiar de ropa constantemente. Alimenta los mercados de segunda mano, puedes encontrar lo que necesitas sin aumentar la demanda de producción. No tires nada que funcione o se pueda reparar, véndelo o regálalo a alguien que lo necesite. Utiliza los foros de Internet para encontrar soluciones para tus aparatos estropeados, puedes encontrar como arreglar de todo, ordenadores, neveras, ventiladores, impresoras... Solo hay que dedicarle un poco de tiempo, pero ahorrarás dinero y planeta. Procura comprar los productos alimenticios en medidas grandes, por ejemplo, seis medianas son dos litros, pues antes que coger los seis envases que tendrás que desechar, mejor coge dos litronas y utiliza vasos. Evita el paquete en medida de lo posible, es mejor siempre comprar verduras frescas que en los ultracongelados o en botes de conserva. Lo mejor de todo es que, si te fijas, además de ayudar al planeta y alimentar un poco menos el violento sistema en el que vivimos, todas estas medidas son beneficiosas para nuestros bolsillos, por lo que, reduciendo el consumo ganamos todos. O casi todos.
Les dejo con el documental que explica la historia del Coltan. Una triste historia, sin duda.
PD: Con los tiempos que corren, se me hace mas necesario escribir este tipo de ensayos que relatos o cuentos de borrachos y demonios. Pero volverán, cada cosa a su tiempo.