lunes, 28 de marzo de 2011

CUESTIONARIO EN CADENA

Una entrada excepcional para seguir el juego de las preguntas encadenadas, un ejercicio interesante para conocer mas sobre los autores de los blogs amigos. Sigan la cadena, o no, como quieran. 

Mi amigo Pedroj (pedrojescritor.blogspot.com) me pasa el testigo de Tu preguntas y yo Respondo.

¿Cuantas preguntas puedes contestar inteligentemente?

-Todas, para contestar inteligentemente a una pregunta solo tienes que ser consciente de si eres consciente (disculpe la redundancia) de lo que se te pregunta, en caso afirmativo se contesta inteligentemente, en caso negativo, se contesta un inteligente "no lo se"

¿Una duda?

-¿Cómo es posible desestructurar ésta tan bien estructurada dictadura comercial en la que vivimos?

 ¿Una certeza?

- Somos un colectivo de individuos controlados y presionados por fuerzas ajenas que solo se mueven motivados por aumentar su capital, deberíamos concienciarnos de ello y dejar de pelearnos entre nosotros en pro de una corrección de este sistema.

¿Un color?

- Mis colores corporativos son el rojo y el negro, normalmente, pero mi color preferido desde niño siempre fue el amarillo, solo que no me pega en los diseños. Igual es porque ya tenía atracción por las cosas que no encajan en un conjunto. 

¿Un deseo?

-Que la raza humana aprenda a recapacitar, comparto éste deseo con el que me pasó el link del cuestionario, mi hermano Pedroj, y le añado la muerte de los multimillonarios que arruinan economías de países enteros por aumentar sus riquezas y no renunciar a sus 7 jets privados y sus múltiples mansiones con piscina.

¿Una virtud?

 -Sinceridad, que a veces resulta ser un arma de doble filo, pero bueno, es lo que hay.

¿Una frase?

- Y de cosecha propia: "Mejor que pretender no caer es aprender a levantarse"

Un sueño

-Vivir haciendo lo que me gusta, aunque en este mundo parece mucho pedir.

Un defecto

-Mmm, no se, es algo que debería dejarlo a juicio de otros, creo, pero tal vez, mucha gente, considera como defecto el odio, odio a menudo, tal vez demasiado, aunque a mi no me parece un defecto del todo.
Otro, a veces me enrollo demasiado, hablo demasiado y llego al nivel de bocazas. Y, bueno... prefiero no continuar, que no acabamos hoy.

¿Que significado tiene para ti una hoja en blanco?
 
- Un mundo de posibilidades 

¿Escribes por necesidad o por afición?

-Por ambas, es una afición que necesito, o tal vez una necesidad hecha afición, no lo tengo muy claro. El caso es que me gustaría, algún día, poder contestar "por profesión".

¿Pones música en tu blog?

- No, y creo que nadie debería hacerlo, es una opinión personal, y una recomendación que me dieron cuando di unas clases de diseño web. Pero un estudio dice que, si cuando entras en una web, suena una música que no te gusta y no encuentras el botón de apagarla en menos de dos segundos, la cierras sin mirar el contenido. Pueden creerlo, o no.

Eres una persona sentimental

- Es otra cosa que me gusta dejar a juicio de los demás, pero bueno, supongo que la respuesta es si.

Si tuvieras que tener un solo sentimiento ¿Cuál sería?

- Felicidad, supongo, aunque no se eso en que clase de ente lobotomizado me convertiría.

¿Una Pregunta?

- ¿Eres consecuente con tus actos?

¿Si desearas algo que pedirías?

- Felicidad y desaparición de las desigualdades sociales en este mundo.

¿Cuándo escribes que sientes?
 
- De todo, absolutamente de todo, pero sobretodo un desahogo, a menudo es mi cura al insomnio.

¿Eres creyente?

-No, soy dubitativo, pero si hablamos de Instituciones religiosas, profunda y estrictamente NO.

¿Si no fueras creyente en que creerías?

- En un sistema diferente al nuestro, mas humano, mas comunista, que el comunismo tiene el estigma de haberse manifestado como dictaduras represoras en todas las ocasiones que se ha puesto en práctica a lo largo de la historia, pero hay muchas cosas que aprender de ese sistema, y ni se le mira, por ser "malo y dictatorial". Pero lo de ahora también es dictatorial, y además en pro de las empresas y las desigualdades. Hay que buscar un tercer camino, y es en lo que creo.

¿Que esperas de la vida?

- Intento no esperar nada, por el miedo a la decepción, pero bueno, supongo que poder disfrutar, de un modo u otro.

Tienes un blog ¿Por qué?

- Porque me gusta transmitir a la gente lo que recorre mi interior. Y bueno, en algún caso también para promocionarme. Si, perdonen las contradicciones, pero a pesar de ser anticapitalista, busco el lucro, pero es que me gustaría poder vivir del desarrollo de mi capacidad intelectual en lugar de estar trabajando para una multinacional.

Crees que eres una persona que se reconoce tu valía

- No se hasta donde llega mi valía, por lo que no se si se reconoce, se infravalora, o se sobrevalora.

¿Qué esperas del amor?

- El amor no es una cosa de la que puedas esperar algo, creo yo, es un sentimiento al que abrazar cuando se tiene y buscarlo cuando no.

¿Qué le pedirías a la vida?
  
 - Creo que le hemos pedido muchas cosas ya, pero no se, ¿La juventud eterna tal vez?. Y, siendo mas realistas, ¿Qué tal una muerte sin muchos sufrimiento, rápida, y totalmente asumida?

No se si he aportado nada interesante pero bueno.
 Siguiendo con el ritual debo elegir 5 blogs.

Les paso el testigo a los siguientes amigos/as si ellos quieren continuar con la cadena

jueves, 24 de marzo de 2011

TEN CUIDADO CON LO QUE DESEAS, PUEDE CUMPLIRSE

Es verano del 2009 y Estoy en el avión. Emocionado. Si, esa es la palabra. Después de falsificar fechas de pago en documentos bancarios para corregir mis despistes, he conseguido que me concedan una beca para estudiar inglés en el extranjero. La condición es asistir a clases de inglés durante tres semanas y ya que estoy me he pillado unos pocos días mas para conocer un poco el lugar. Mi elección ha sido Malta, ya que era la opción mas barata y la única manera de que la limosna otorgada por el Estado cubra todos los gastos. También hay que decir que un país que tiene el nombre del principal ingrediente con el que se elabora mi bebida isotónica preferida atrae.
  Así pues, estoy en el avión deseando llegar a la isla y conocer alguna chica extranjera, cuanto mas exótica mejor, y mi incomprensible miedo al compromiso me hace pensar que es la mejor opción de relacionarme con una mujer en estos momentos, dicho miedo al compromiso no aparecerá sabiendo que en un par de semanas, o tres, como mucho, nos tendremos que separar porque somos de distintos puntos del mundo. Esas son mis expectativas, aparte de aprender inglés, conocer a una chica y poder disfrutar de ella, intimar con ella, acariciarla, besarla, follar como leones y despedirme de ella con un beso antes de que la pasión se pierda, pensando, que desearía poder irme junto a ella. Es mejor quedarte con ganas de más porque algo ha sido tan bueno que te gustaría continuar viviéndolo, aunque eso te suponga echar de menos.

  Aterrizo sin ni puta idea de adonde dirigirme, por lo que me dijeron después, había alguien esperando con un cartelito con mi nombre en el aeropuerto. No he visto nada y me he ido directo a un taxi dejándole allí plantado. Me imagino que se habrá quedado con cara de tonto al ver que se ha ido toda la gente procedente de mi vuelo y nadie le ha dicho nada. Me alegro de no haber conocido nunca a esa persona.
  Como no sé a donde ir, me dirijo hacia la escuela en la que me matriculé para las lecciones de ingles, quienes administran también el tema de la vivienda. El taxista, al ver a un turista español totalmente perdido, por supuesto, aprovecha la oportunidad y me estafa. Cuando le digo la dirección parece muy convencido de a donde va, pero cuando llegamos a la zona empieza a dar vueltas como un subnormal, me dice que no sabe donde se encuentra el lugar que le indico, hasta que le digo que da igual, que me deje bajar en cualquier lado y ya me espabilaré. En ese momento, mágicamente, encuentra la escuela. Le pago sin rechistar, no os imagináis cuan poco amigables son los taxistas de ese país, y peor aun los autobuseros. Dan miedo.
  En fin, el caso es que me deja en frente de la escuela, que, para sorpresa de un imbécil, la mía, está cerrada. Aunque realmente es de pura lógica, teniendo en cuenta que es sábado. Pero me lo voy a tomar con calma. Hace mucho calor y tengo la boca mas seca que la suela de un zapato de esparto expuesto al sol de agosto. Así que me voy a sentar en el primer bar que encuentro y me pido un té frío. Si, un té frío. Empiezo a barajar las posibilidades que tengo entre las manos y pienso que puedo darme una vuelta por el barrio hasta encontrar algún hostal, pero ni parece haber muchos por la zona, y, teniendo en cuenta que es temporada alta, puede que estén todos ocupados, además de que probablemente abusen con los precios. Así que me empiezo a plantear la posibilidad de arrastrar mi culo y mi maleta hasta la costa y tumbarme en alguna playa utilizando mi equipaje como almohada. Entonces aun no sabía que la mayoría de las playas allí, son de roca.

  Cuando acabo mi refresco, decido arrastrar mi equipaje hasta un ciber y buscar el número de teléfono de la escuela para realizar un intento más de contactar con ella. Inútil intento, pues claro, es sábado y allí no hay nadie que coja el teléfono. Aprovecho para enviar un mail a la familia y decirles que ya estoy en Malta y que todo ha ido bien.
  Vuelvo a arrastrar la maleta detrás de mi, sin rumbo ninguno. Decido que voy a ir hacia donde sea, a hacer lo que sea, y como sea. Pero antes de tan importante tarea, decido volver a pasar por la escuela de idiomas. Solo por pasar por algún lugar que, bueno, es lo más parecido a algo conocido, una referencia. Cuando llego, bendigo a Dios, Alá, Buda y Ganesh al ver que hay gente en el interior. Golpeo la puerta y me miran con cara rara a través del cristal. Me dicen que está cerrado. Pero yo insisto hasta que me abren. Les explico mi situación con un, todavía más que ahora, pésimo inglés, y es cuando me preguntan si no he visto a nadie esperándome en el aeropuerto. Y me dice también que tengo mucha suerte de haberles encontrado, ya que en sábado normalmente no hay nadie en la escuela, pero este fin de semana les ha tocado hacer horas extra para avanzar en temas burocráticos. Finalmente me guía hasta la que será mi casa durante el próximo mes.
  Una vez en casa, saludo al colega madrileño y me voy a dormir. Tras una ducha para quitarme el pestazo a sudor que llevo encima.

  Pasemos a lunes, lunes tarde concretamente. Después del primer día en la escuela voy al a "welcome party" que organiza. Si, es una escuela que organiza excursiones etílicas para dar la bienvenida a sus nuevos alumnos. ¿A qué mola?
  Allí conozco a gente procedente de varios rincones del planeta. Yo me junto con un japonés, que gracias a Internet se que está a salvo después de lo del tsunami, y hablamos de a que nos dedicamos, que hacemos y todas esas cosas que fingimos que nos importan para no sentirnos incómodos al lado de un desconocido. Aunque siempre me ha interesado la cultura japonesa, por eso fui a fingir interés primero en sus hábitos que en los de cualquier otro. También conozco a dos ucranianas que van juntas y son como el día y la noche. Una tiene cara de chica inocente que no ha roto jamás un plato, me recuerda a una versión adulta de Heidi, la de los dibujos, y la otra tiene cara de zorra despiadada y desaparece, recién empezada la noche, junto a un tío que acaba de conocer. De los grupos de españoles paso un poco, en principio, quiero aprovechar que estoy en el extranjero para conocer gente de otros lugares con puntos de vista distintos al mío sobre el mundo.
  Finalmente destacaré la figura de una chica austriaca que es la protagonista de esta historia. La llamaré Nika, para no desvelar su identidad. En una discoteca española a la que nos llevó el empleado guay de la escuela, estoy viendo a la muchacha austriaca menear su barriguita en medio del local, la música es una especie de reggeton del mas malo que te puedas imaginar, pero el alcohol y la búsqueda de una mujer con la que compartir algo, hacen que aguante el tipo incluso en un lugar así. Veo a la chica perrear acorde con la música y me dispongo a entrarle atraído por el hipnotizante movimiento de su barriga. Doy unos pasos en su dirección, haciendo unos torpes movimientos que jamás llamaría baile y cuando está lo suficientemente cerca empiezo a acariciar la redondez que hay debajo de sus grandes pechos. Me pregunto si estará embarazada y, por algún extraño e insano motivo, eso hace que mi atracción por ella aumente. Bueno, eso y las copas de más, claro. Ella también había venido en el mismo autobús que nosotros, pero no fue hasta ese momento que intercambiamos palabras que no recuerdo, por vanas. Supongo que lo de siempre cuando conoces a alguien. Ella cierra los ojos y baila de una manera que, intenta ser sensual, y yo estoy a su lado, parado, hasta que abre los ojos y hago como si hubiera estado bailando y gozando de eso que sale de los altavoces, parecido a música, desde que los cerró. Tras un rato de teatro decido volver con los demás, pero tras dar una vuelta veo que ya no hay demás, que todo el mundo está a su rollo o se han pirado. Así, tras dar una última mirada a la chica austriaca y ver que está tonteando con un moreno, decido largarme. Como no tengo ni idea de como volver a casa, pillo un taxi y lo pago. Una de las cosas que mas odio hacer es pagarle a un taxista por un trayecto que puedes hacer en bus, pero ni idea de adonde puedo pillar el bus. Así que es lo que hay.

  Al día siguiente, después de las clases de inglés, me voy a la cafetería de la escuela, dónde puedo saciar mi vicio de Internet gracias al Wifi. Y allí aparece ella, la falsamente llamada Nika. Lo primero que me dice es que el moreno se quedó con las ganas de algo, como si me tuviera que dar explicaciones. Luego me cuenta que lleva en la isla más de un mes y que le queda poco menos de una semana para largarse. O sea, reinterpretación propia y personal de sus palabras: llevaba mas de un mes en la isla sin mojar y fue a la "welcome party" en un desesperado último intento de conocer a alguien que quiera irse a la cama con ella, pretendiendo aprovechar una de las últimas de no acabar abandonando la isla sin haber echado un polvo. Entre lo que veo y lo que me cuenta, llego a la conclusión de que no está embarazada, que esa tripa redonda y tersa es producto de grandes cantidades de cerveza austriaca, o genética, pero vamos, sin duda, no está embarazada. Aun así, nos intercambiamos los números de teléfono y acordamos quedar alguna tarde o noche para hacer algo.

  A la noche siguiente quedamos para dar una vuelta por el barrio, tomar alguna cervecita, y hacer algún billar. Cosa que se me da fatal, pero confío en que no importe algo como esto, no estamos en una película americana en la que para ligarte a una chica tienes que hacerlo todo bien. Allí, entre otras personas, me presenta a Raquel, una chica que, a pesar de ser española, despierta mi interés, pero esa ya es otra historia.
  El caso es que, tras unos billares, sus amigas nos dejan solos. Se nota que son movimientos planificados con anterioridad al encuentro. Tras meter la última bola en el agujero y ayudado por unas cervezas de más, me lanzo y la beso. No hay mariposas en el estómago, ni me tiemblan las piernas, ni tambores en el corazón. Ni tan siquiera una erección. Es un beso, sin más. Al rato abandonamos el lugar y nos despedimos con otro beso, apasionado por su parte. Me da a entender que quiere irse a casa y acordamos vernos en otro momento. Yo me voy a dormir sin saber porque he hecho lo que he hecho, ni cuestionármelo. Me voy sin más.

  Ese otro momento es dos días y muchos mensajes, casi acosadores por su parte, después. Vamos a una cafetería cercana a nuestras casas y me pido una cerveza, ella un té. Me pregunto como se va a desinhibir para que acabemos en la cama sin pudores. Pero bueno, pienso que igual no es como yo, y es capaz de comportarse con naturalidad ante un desconocido en el ámbito íntimo del fornicio, aun sin alcohol. Me cuenta historias sobre su ex, sobre lo que estudia, sobre su ex, sobre como vivía antes en su país, y sobre su ex. Todo eso en inglés, lo que hace que no lo entienda todo al cien por cien, aunque tampoco me importa demasiado. Sobretodo cuando habla de su ex. Salimos de allí tras la tercera de medio litro, en su caso cola, y nos damos el lote. De repente, cuando empiezo a notar algo duro entre mis piernas, empieza a toser y se va para casa.

  Durante el día siguiente recibo más mensajes al móvil, mensajes de esos que te hacen sentir la urgente necesidad de vomitar arco iris, cursiladas que yo pensaba que solo se decían los adolescentes. Por la noche me propone ir a "Paceville", un pueblo asquerosamente turístico donde se va básicamente a beber e intentar follar. Es donde fuimos el día de la "Welcome Party". Dice que tiene muchas ganas de ir a bailar con sus amigas al "Fuego", la discoteca española, a lo cual no muestro ningún interés. Tras varios mensajes y llamadas insistiendo, prueba con otra opción, decide proponerme de ir a tomar algo por la zona donde residimos, a ver si así me animo. Al final, por alguna especie de compasión, accedo y me encuentro con ella tras esperarla en la calle durante casi una hora. Me dice que las chicas se tienen que poner guapas y siempre se hacen esperar, y me empiezo a arrepentir de haberle hecho casi a ese sentimiento que me hizo venir, e incluso de haberla besado una sola vez. Vamos de cervezas por la zona y me mira con unos ojos intimidantemente enamorados. Le digo que no debe condicionarse por mi, que me ha hecho sentir culpable el hecho de que haya cambiado sus planes por mi y que haga su vida. Se lo digo en un intento de decirle que no tengo tanto interés por ella como ella por mi de manera suave, pero el tiro me sale por la culata, pues me responde que debería estar contento porque quiere estar conmigo. Me vuelve a hablar sobre sus estudios, sobre su ex, de sus compañeros de piso y de su ex. Siento que debería decirle que pasemos el uno del otro, y continuemos como si no nos hubiésemos conocido, pero no se me ocurre una manera suave de decirlo, así que no se lo digo.
  Salimos de allí y, llegados a este punto, vuelvo a besarla. Tras un rato, vuelve a toser. Le digo que mejor vamos a casa, le preparo un té caliente y parece que la tos se le pasa. La llevo a mi habitación y volvemos a besarnos, y hago un esfuerzo por conseguir una erección y, es en ese preciso momento, qué la tos vuelve. Finalmente me pide disculpas y me dice que prefiere irse a casa. Que le sabe mal, que le gustaría tener sexo, pero que con la tos no se siente cómoda. Pienso que yo podría, pero bueno, ella se va.

  Al día siguiente, desde por la mañana, vuelven los mensajitos, y hago un esfuerzo por contestarle. Ni muy seco ni muy amable. Finalmente mi deseo se ha cumplido, tengo una novia de verano, pero no es exactamente lo que espectada. Se ha convertido en mas bien una agonía, me aprieta, me agobia, es terriblemente insistente en cuanto a lo de quedar y vernos, ha resultado ser una chica muy poco interesante, y por si fuera poco, ni siquiera consigo sexo. Y recuerdo aquella frase de la película de "Fausto 5,0" que decía "Ten cuidado con lo que deseas, puede cumplirse" . La frase del demonio, sin duda.

  Pero bueno, finalmente llega el día de su marcha. Me invita por mensaje a su casa a ver las fotos que ha hecho durante todo el mes. Le pregunto si se encuentra bien, y me responde por primera vez que si, que la tos se ha ido. Y yo grito para mis adentros "¡Esta noche follo!".
  Pobre iluso. Cuando llego a su casa me doy cuenta de que su verdadera intención era enseñarme las fotos. A veces no hay que hacer libre interpretación de lo que a uno le dicen. Ella, en lugar de estar en pisos de estudiantes, se ha acomodado en convivencia con una mujer nativa, una borracha cincuentona que cuando entro en la casa recibe con las palabras "¿Como estás, macizo?". Se ve que había aprendido alguna palabra de español. Acto seguido se tumba en su sofá y Nika empieza a enseñarme las fotos. ¡Trescientas! Aunque dada la poca intimidad del momento, tampoco estaría muy a gusto de ninguna otra manera. Así que veo su sonriente cara en trescientos fondos diferentes, y después me dice que tenemos que ir a "Paceville", la guiri ciudad para perrear. No me deja mucha más opción. Es su último día y me dice que quiere ir a despedirse de la gente, y del lugar. Y vuelvo a seguirle la corriente, aunque me apetecería irme a casa y olvidarme ya de ella, no tengo ganas de crearle un recuerdo amargo en el último día de su viaje. Así que la acompaño a ese infierno de niñatas sin cerebro bailando sobre las barras de los bares y idiotas borrachos vomitando en las esquinas. Esas calles que huelen a orín, alcohol y pizza, si, eso era lo único bueno, vendían porciones de pizza exquisitas y baratas cada pocos metros, durante toda la noche, a parte de eso, esas sucias calles llenas de idiotas procedentes de todas las partes del mundo, que se pegan el viaje solo para emborracharse y liarla como si no lo pudieran hacer en sus respectivos países, me provocaban náuseas.
  Tras un par de copas, soy capaz de hacer unos movimientos espasmódicos que suponen ser un baile. Bailamos juntos, a ratos, pero la mayor parte del tiempo me lo paso esperando a que ella se despida de amigos que encuentra por ahí, dos o tres, después de eso, nos encontramos con la mujer que la acogió, que resultó estar emborrachándose en el bar español. Nos ofrece llevarnos a casa ya que son altas horas de la madrugada y Nika tiene que coger un avión por la mañana.
  En su portal la mujer sube a casa y nos deja un poco de intimidad. Me siento otra vez como un adolescente, dándome el lote en el portal de la casa. Nos liamos una vez mas y, tras comprobar que la tos no aparece, le propongo que se venga a casa a consumar el acto sexual, a follar, tras un rato de liarnos es difícil no proponérselo. Pero me dice que no, que no tiene tiempo ya que se va en un par de horas, y tiempo después me alegro de su negativa. Llega el último beso, el beso de adiós, muy apasionado y triste. Por su parte. En mi caso fue un alivio, una liberación. Yo que siempre he sufrido de enamorarme de quien no me corresponde, nunca había pensado que también puede ser muy jodido no corresponder.
  Finalmente me vuelvo a casa, erecto, pero contento de volver solo, pues tengo mi mano y dos semanas y media por delante para disfrutar de las posibilidades que me ofrece esta isla. Y no voy a ser injusto, no todo con Nika fue malo, al menos mi autoestima se incrementó y conseguí la autoconfianza suficiente para relacionarme a gusto con otras personas.

*Esto es un relato ficción, aunque ligeramente inspirado en la realidad, no significa que todo sea verdad, ni que sinceramente piense alguna cosa que digo.  

viernes, 11 de marzo de 2011

REMORDIMIENTOS

(otro relato antiguo, reinterpretado y traducido, del catalán al castellano en un momento de necesidad de material para presentar a un concurso de compilaciones de relatos cortos. Ya que está hecho el trabajo, pues os lo dejo aqui. A los que consigáis llegar al final, espero que os guste.)

            - ¿Qué hacen un arquitecto, un científico, un ingeniero de explosivos y una organización ecologista juntos en una vivienda de los suburbios subterráneos de la gran ciudad de Macro Nueva York?
            - Pues... no lo se... dime.
            - Planear la mayor carnicería de la historia.
            - Jeje.
            - ¡Por favor, no se ría doctora, esto es muy serio!
            - Perdona, no es que me haya hecho gracia, ni tan si quiera le estaba escuchando si le soy sincera, pensaba que habías contado un chiste, y por eso hice como que me reía.
            - Bien, le explicaré desde el principio los hechos que me han llevado hasta su consulta:
  Yo era un habitante medio del complejo urbano mas grande construido a lo largo de toda la historia. Estaba compuesto por tres pisos diferentes. El subterráneo era donde vivían las clases mas bajas, hundidas en la miseria y la porquería procedentes de los dos pisos superiores. El piso terrestre, con sus grandes rascacielos que, algunos incluso penetraban en el superior, estaba poblado por la clase media. Y el piso superior, también conocido como el piso flotante, era una superficie que cubría toda la ciudad, sostenida sobre unos toscos pilares repartidos entre las calles del piso central. Ésa era la parte de la alta sociedad, de los ricos que vivían una vida de ocio total, ignorantes de la gran suerte que tenían de vivir allí. Y de todo el daño que hacían. Así era Macro Nueva York. Con sus ochenta millones de habitantes, a los que había que sumar los incontables inmigrantes ilegales que también residían, principalmente en los suburbios subterráneos. Esta gran ciudad generaba tal contaminación que toda la parte norte del continente americano se había quedado ya sin vegetación, los ríos secos y contaminados y el océano atlántico completamente sin vida. Cosa que iba en aumento. Esa ciudad sola, representando un pequeño porcentaje de la población mundial, estaba acabando con la vida del planeta por momentos. Ése era el motivo de la aparición de múltiples organizaciones ecologistas entre sus habitantes, una de ellas a la cual yo pertenecía.
  Estas organizaciones estaban perseguidas por la ley debido a sus actos calificados como "terrorismo ecológico" basado en hacer volar por los aires las fábricas que registraban altos niveles de intoxicación del aire. Casi nunca había heridos en este tipo de actos, ya que siempre se llevaban a cabo durante la nocturnidad, cuando éstas estaban cerradas.
  Pero ni todas las organizaciones ecologistas de la ciudad daban abasto. Las fábricas, los reactores nucleares y, en definitiva, todo lo que era destruido, se reconstruía en cuestión de pocos días. El poder económico de los fabricantes de aire puro era demasiado grande como para combatirlo con nuestros escasos recursos y desde la clandestinidad.
            - ¿Aire puro?
            - Efectivamente, la conocida como "alta sociedad" eran los principales consumidores de este aire puro, que se vendía en bombonas instalables en las casas con el propósito de abastecerlas de aire no contaminante. Aire como el de la antigüedad. La gente que se podía permitir consumir aire puro tenían una esperanza de vida mucho mayor que el resto de habitantes de Macro Nueva York, pero la fabricación de este aire creaba gran cantidad de toxinas que se desprendían impunemente en la atmósfera. Así, los habitantes que no se podían permitir las carísimas instalaciones de aire puro se veían obligados a llevar máscaras para filtrar dichas toxinas. Un negocio redondo para las empresas, vender aire, que hace que el aire natural sea más dañino, de manera que su aire puro se hace más necesario, por lo que se vende más, y, a su vez, se hace aun mas dañino el aire real. Por si fuera poco, para los que no se podían permitir una instalación decente de aire puro, sacaron las máscaras filtrantes. Como he dicho, un negocio redondo.
  En fin, como te estaba contando, la organización de la que yo era miembro quería ir mas allá de los pequeños atentados, quería arrancar el problema de raíz.
            - Desfase temporal, desviación personal...
            - ¿Cómo dice, doctora?
            - No, nada, anotaciones para el diagnóstico. Pensaba en voz alta. Continúe contándome la historia, por favor.
            - De acuerdo.
  Pues empezamos a reunirnos, todos los miembros de mi organización, a los suburbios subterráneos de la ciudad para planear su destrucción total. Cada vez nos reuníamos en una vivienda diferente para evitar que las autoridades, subvencionadas por los principales fabricantes de aire puro, nos atraparan. Los cerebros de dicha catastrófica idea fueron el científico, que era plenamente consciente de que si la evolución de la ciudad continuaba este curso, la vida del planeta se acabaría en pocos años. El arquitecto, que sabía cuales eran elementos clave que había que derribar para hundir toda la ciudad, y el ingeniero de explosivos, capaz de fabricarlos y obtener el suficiente material. Estos tres, que, por lo visto, eran amigos desde hacía tiempo, se pusieron en contacto con nuestra organización para contarnos su plan. Todos escuchábamos con atención mientras el arquitecto hablaba:
            - Lo primero que hay que hacer, es tumbar dos grandes muros que hay en el subterráneo. Son el soporte base. Cuando éstos muros hayan sido derribados, hay que pasar a la acción en el piso terrestre. A los pilares que sujetan el estrato superior. Durante los últimos años la demanda de la vivienda del piso flotante de Macro Nueva York ha aumentado mucho, lo que ha provocado que los edificios del piso que flota sobre nuestras cabezas se hayan construido cada vez más altos, arriesgando así la estabilidad de la plataforma. De manera que, ahora mismo, debería ser suficiente con hacer saltar por los aires cinco pilares estratégicos para que todo el piso superior se derrumbe a la vez. Cuando colisione con el piso terrestre, del cual ya habremos destruido los principales soportes, también se hundirá, destruyendo hasta el último rastro de esta civilización destructora que se ha desarrollado en la ciudad.
            - Pero... - Interrumpí desde mi asiento de espectador. - Si hacemos esto, mataremos a muchísima gente inocente, no me parece demasiado buena idea... -
            - Piensa que cada vida perdida en éste acto son un millón de vidas que salvas, si tienes en cuenta las generaciones futuras. - Me dijo inmediatamente.
            - Pero, tal vez deberíamos avisar a los medios de comunicación antes de proceder con éste plan, para que se evacue la ciudad, o hagan algo...
            - Si lo hacemos, las autoridades nos atraparán en seguida y no conseguiremos nada. Desarticularán la organización antes de que pasen un par de horas desde que salga la noticia. Piensa en el fin. Las víctimas están totalmente justificadas, tienes que mirarlo todo desde una moral superior.
  Acepté sus argumentos, era completamente necesaria la muerte de más de ochenta millones de personas para salvar el planeta. Continué escuchando como el arquitecto daba paso al ingeniero de explosivos que nos iba a pedir un pequeño favor. Si a arriesgar nuestras vidas se le puede llamar pequeño.
            - Necesito voluntarios para la colocación de explosivos. Tanto para la oleada de explosiones subterráneas como para la oleada de las terrestres. Tengo que deciros que los que se ofrezcan voluntarios para las explosiones terrestres arriesgarán sus vidas. Especialmente los que vayan a colocar las bombas del pilar central de la ciudad. Por ello, necesito miembros decididos, no quiero ningún tipo de duda de última hora. Ya que, si fallamos una intentona de ésta magnitud, sin duda, se aumentarán a niveles extremos las medidas de seguridad en toda la ciudad. Ahora mismo los ni los líderes fabricantes de aire puro, ni las autoridades son conscientes de la fragilidad de la plataforma, dudo que se hayan planteado la facilidad con la que se puede destruir, pero sin duda caerían en la cuenta de ello si descubren nuestro plan. Tenéis que tomaros esto como la última oportunidad de salvar el planeta. Así que pido que se pongan en pie los voluntarios para la oleada de atentados subterráneos. Necesito unos diez miembros.
  No tardaron en aparecer. Se ofrecieron tanto hombres como mujeres, jóvenes como viejos, estaban totalmente decididos a hundir Macro Nueva York, les parecía completamente racional el hecho de asesinar a ochenta millones de personas. Todo eran caras decididas, sin un ápice de duda en su expresión.
            - Muy bien. Ahora quiero ocho miembros para las explosiones de los pilares periféricos de la ciudad.
  En esta ocasión la gente se iba levantando mas lentamente. Claro, los que actuaban en el subterráneo eran conscientes de que tendrían más tiempo para salir de la ciudad una vez iniciado el estruendo. Pero esto ya era mas arriesgado, ya apuraba mas el tiempo. Aun así no tardaron más de un par de minutos en aparecer los ocho voluntarios solicitados.
            - Finalmente, teniendo en cuenta que cuando las bombas exploten, pude ser que éstos todavía no hayan podido abandonar la ciudad, necesito dos voluntarios para destruir el pilar central. El mas gordo.
  Y en ese mismo momento en que el ingeniero acabó la frase, el tipo que sería mi colega de atentado, se levantó con un entusiasmo adrenalínico tal, que su silla salió propulsada hacia atrás. Hay que decir que ese tío estaba un poco ido de la cabeza, tenía una mirada asimétrica, llevaba la cabeza completamente pelada y en la calva se apreciaba un extraño tatuaje de un mono vistiendo un traje espacial flotando entre las estrellas. Un mono cósmico, que era como el se hacia llamar.
  Pasó un buen rato sin que nadie se levantara, me fui poniendo nervioso, las manos me empezaron a sudar, y la cabeza no paraba de darme vueltas y mas vueltas. Por un lado era el primero en querer salvar el planeta, pero, por el otro, tal vez era un precio demasiado grande... Aunque, tras reescuchar dichas palabras en mi mente, llegó el punto de parecerme muy claro. Salvar el planeta. Esas palabras se hicieron enormes en mi cabeza y me levanté de mi silla. En ese momento todo el grupo empezó a aplaudir y a gritar con entusiasmo cosas como salvadores, héroes, y todo un continuado listado de adjetivos de admiración. Pretendían animarnos, supongo, pero en mi caso no sirvió de mucho. En ese momento parecía que la reunión fuera a convertirse en una fiesta, pero yo aun no estaba seguro de lo que iba a hacer. Me había ofrecido voluntario para ejecutar la mayor masacre de la historia, digna de ningunear a Hitler. Después de unos momentos de aplausos y gritos de euforia, el científico interrumpió el festeo para despedirse de la organización.
            - Os estoy muy agradecido a todos. Durante todos estos años habéis estado luchando por un mundo mejor, libre de contaminación. Pero a partir de mañana, ésta organización, ya no será necesaria. Ahora mismo id a vuestras casas, recoged a vuestros seres queridos y salid con ellos de la ciudad. Todos excepto los veinte voluntarios, que mañana se convertirán en héroes.
  No paraban de llamarnos héroes, sin embargo yo, de repente, me sentía un poco pringado. Todos se iban a ir tranquilamente de la ciudad mientras yo me quedaba para derribar y echarme por encima toda la ciudad flotante.
  Al día siguiente desperté con la cabeza martilleada por la resaca. Durante el resto del día disfruté de mi vida solitaria en casa, situada en uno de los barrios mas pobres de la superficie. Los voluntarios habíamos quedado con el arquitecto en otra vivienda de los suburbios subterráneos para organizarnos a todos para el gran atentado. Pero yo intentaba no pensar en ello, quería pensar que era una reunión como cualquier otra anterior de la organización. Es curioso, tanto tiempo asqueado de una vida monótona, buscando emociones y esperando eventos extraordinarios, y, en el que podía ser mi último día de vida, solo deseaba un día normal, monótono y aburrido. Estaba nervioso como no lo había estado nunca antes en mi vida. Además de arriesgar mi vida, no paraba de pensar en los ochenta millones de ciudadanos que íbamos a aniquilar como si de una mano divina que castiga se tratase. Esa decisión no debería estar en manos de los hombres, sino de algo superior. Tras un par de horas de tormento mental, decidí empezar a fumar porros como un condenado con tal de apartar la tensión de mi mente, pero no eran suficientes, así que recurrí a los hongos alucinógenos. Pero me arrepentí al ver en directo unas escenas terribles en las que morían personas a mis pies preguntando:
- ¿Por qué? ¿Por qué me has hecho esto?
  Y en mi sufrimiento y agonía mental veía a niños muertos que me llamaban asesino con lágrimas brotando de sus cuencas oculares vacías. Sabía que todo era una alucinación provocada por las sustancias ingeridas, pero se me hizo muy real. Y así, entre alucinación y alucinación, mandé a la mierda lo que quería que fuera un día tranquilo, monótono y sin sobresaltos. ¿Había dicho disfrutar? Bueno, por decir algo.
  Por la hora que era, el sol ya se debía haber ocultado por el oeste, aunque no lo podía saber con exactitud, ya que por mi ventana nunca penetraban rayos solares. La única luz era la de las farolas de la calle. Los rayos de sol estaban eclipsados por el estrato superior de la ciudad. Macro Nueva York se encargaba de mantener mi piel bien gris, como la de un vampiro, y mis ojos cada vez más sensibles a la luz.
  Salí de casa, todavía un poco colocado por toda la mierda que me había metido aquella tarde, con una mochila en la que llevaba un pasamontañas y ropa deportiva negra suministrados por la organización. Cuando llegué al punto de encuentro ya estaban todos. Me esperaban. Supongo que cuestionándose la confianza que podían depositar en mí tras tardar tanto en levantarme de la silla.
            - ¿Qué te ha pasado, tío? Pensaba que me ibas a dejar solo - Me dijo el Mono Cósmico con su extraña mirada, una mirada de esas que nunca sabes en que dirección está mirando.
            - Por supuesto que no, me lo tomo en serio al cien por cien. - Le dije decididamente mientras me acojonaba por dentro.
  El arquitecto les dijo a los voluntarios para destruir los muros subterráneos que fuesen actuando. Las autoridades posiblemente no se enterarían de nada, y si lo hacían, no se molestarían demasiado en investigar unos simples muros del subterráneo, esa tierra anárquica de la que nadie se preocupaba. El principal motivo por el que no se preocuparan las autoridades de lo que pasaba abajo del todo, era que allí nadie consumía aire puro, por lo tanto no era rentable protegerles.
  Mientras ellos entraban en acción, el arquitecto empezó a indicarnos lo que teníamos que hacer y a repartirnos los explosivos. Parecía tan simple, colocar los explosivos y huir. Solo eso. Los explosivos preparados para cada pilar eran dos mochilas bastante grandes. Se activaría el temporizador en una hora desde el punto de partida, para que las bombas explotasen a la vez. No podía fallar nada, ni arriesgarnos a que tras una explosión las autoridades investigaran y evitaran otra. Tenían que ser todas a la vez. Ahora solo quedaba esperar a que volvieran los voluntarios de los subterráneos para que nosotros pasáramos a la acción. Yo estaba cada vez mas nervioso y, cuando intentaba tranquilizarme sin pensar en nada, se me acercaba el Mono Cósmico dando vueltas a mi alrededor y empezaba a preguntarme una vez y otra:
            - ¿No es emocionante? ¿No es genial? ¿Cómo te sientes, héroe?
  Y no encontraba la manera de sacármelo de encima. Tan solo fueron un par de horas, las que tardaron en volver los voluntarios de los subterráneos. Pero se me hicieron eternas. Una parte de mí, cada vez mas poderosa, deseaba que fallaran en algo para no tener que entrar en acción y librarme de la responsabilidad de la mayor masacre de la historia, así como de arriesgar mi vida. Pero la suerte nunca había estado de mi lado, y ese día no iba a hacer una excepción. Cuando llegaron los voluntarios, llegaron rebosantes de adrenalina, y uno de ellos informó:
            - Éxito total, los dos muros están totalmente destruidos.
            - ¡Fantástico! - Exclamó el científico. - Pues ahora huid, tomad el primer tren de alta velocidad que salga de la ciudad, o subid al estrato superior a coger un avión, pero largaos.
  Tocaba pasar a la acción. El Mono Cósmico, yo, y el resto de voluntarios para los atentados de la superficie nos preparamos para partir. No tuvimos ningún problema para llegar al pilar del centro de la ciudad. Gracias a los transportes metropolitanos llegamos en menos de media hora. No había mucha gente por la zona colindante al pilar, así que nos fue fácil engancharle los explosivos. Bueno, le fue fácil a El Mono Cósmico, porque yo dudaba cada movimiento que hacía, hasta el mas insignificante, pero me dejé arrastrar por las ansias destructivas de mi compañero y así nos acercamos hacia el éxito.
            - ¡Hará un gran bum! - Iba diciendo entre risas mientras nos alejábamos de allí.
  Después de un buen rato cogiendo autobuses y trenes para salir de la ciudad lo mas rápido posible, escuchamos la explosión. Bueno, las simultáneas explosiones que parecían una sola, pero muy ruidosa. Recuerdo perfectamente estar corriendo por la calle, acercándome a la estación de trenes de alta velocidad que me sacarían de la ciudad.
            - ¡Somos héroes! - Volvía a incordiar el Mono Cósmico.
  Mira si estaba majara que en ningún momento mostró remordimientos por el hecho de estar asesinando a tanta gente. Mientras corría hacia la estación a todo pulmón tuve que ver como el estrato superior de la ciudad se hundía en nuestras cabezas. Y después de eso, todo lo que recuerdo, es estar hablando con usted, sin ningún motivo concreto.
            - No le entiendo...
            - ¿Por qué?
            - Pues porque he tenido muchos pacientes que afirmaban ser los autores del gran atentado, pero ellos, a diferencia de usted, explican una versión mucho menos creíble y mas confusa. Y todos ellos se creen los héroes del milenio.
            - ¿Cómo pueden considerar tal masacre una heroicidad?
            - Pues mire, la vida de esta flor que tengo en la ventana no habría sido posible si Macro Nueva York todavía existiese. Posiblemente mi propia vida tampoco.
            - Realmente... ¿Cree qué fuimos héroes?
            - Aunque hay detractores de ésta postura, yo si pienso que los autores del gran atentado fueron héroes. Y precisamente por ser capaces de matar a tanta gente, por saber cargarse ese peso a las espaldas por un bien mayor, precisamente ésa es la decisión que les hace héroes, cualquiera puede decidir salvar el mundo si esta en su mano, pero no a ese precio... pero eso fue hace más de cien años...
            - ¿Cien años?
            - Si, pero... ¿Qué le pasa? Le veo difuminado...
            - Claro, ahora me doy cuenta, he estado cien años cargando en mi conciencia la culpa del asesinato de los habitantes de Macro Nueva York, pero usted que vive las consecuencias, me está demostrando que el Mono Cósmico tal vez no estaba tan equivocado. Ya puedo dejar de errar y convertirme en energía para darle mas vida a la tierra. Me convierto en aire puro con la paz en mi corazón y gracias a usted, doctora.
            - De... de nada.
            -...

lunes, 7 de marzo de 2011

UN MAL TRAGO

UN MAL TRAGO

  Noto los golpes en mi costado. Intento llevarme a la boca la botella de whiskey que robé, casi llena, en el último bar que estuve, pero las patadas recibidas desvían el trago y solo consigo derramarme el licor por encima.
            - ¡Tú, escoria, trabaja como todos, en lugar de pedir! - Me dice el tío rapado mientras golpea mis costillas.
  Mira que se que no debo pedir cuando estoy borracho. Siempre me lo dice mi colega el Tapias. Doy aun mas mala impresión de la que suelo dar, y es cuando estoy más débil, por lo que es cuando se hace más probable que cobardes como éste aprovechen para descargar la frustración de su fracaso de vida en mi.

            - ¡Eres una vergüenza para nuestro país, una deshonra de español!... - Continúa.
  Y cuán absurdas me parecen sus palabras mientras intento volver a beber. En balde. Porque lo que él no entiende es que si miras a la tierra desde el espacio, no se ven fronteras. Y que los países son solo áreas de tierra dibujadas sobre los mapas físicos por unos pocos poderosos, por supuesto, para sus egoístas y propios intereses. Y esos mismos hombres poderosos son los que inventaron e inculcaron en individuos como este patán, cruce entre orangután retrasado y lombriz de tierra, también retrasada, los ideales de patriotismo y nacionalismo, con el único propósito de hacerlos bailar a su son. De manipularles.
   
            - ¡Apestas, borracho de mierda! - Me dice.
 Y se dibuja en mi cara una sonrisa, a pesar de los golpes que estoy recibiendo. Porque ser desagradable al olfato, de lo que me acusa el pelado de las botas, se arregla con una ducha, en cambio, lo de su cerebro, ya es más difícil. Una lobotomía, tal vez, le iría bien.
            - ¡Espero que así aprendas a ser un ciudadano respetable! - Me dice sin cesar de patear mis costillas.
  Podría defenderme, pero en estos casos tengo comprobado que es mejor dejar hacer. Satisfacer la ira del atacante. Es el tipo de persona que parará de golpearme cuando se sienta ganador. Cuando sienta que es superior a mí, y cuando antes pase eso, mejor. Entonces, espero pacientemente a que eso pase. Aunque sería mucho mas soportable si consiguiera acertar un trago, aunque solo uno fuera.
            - ¡No quiero volver a verte, escoria! - Y por fin cesa de pegarme, a la vez que suelta un esputo en mi cara.

  Es un gran alivio dejar de sentir golpes de pie en mis costillas y poder dar un trago. Aunque me duele todo el cuerpo. Pero bueno, ahora, ha llegado mi momento. Levanto mi cuerpo dolorido, me acerco sigilosamente por detrás, y le atizo en toda la cabeza con la botella. Por eso era mejor esperar a que parase de golpearme. El cristal, al romperse, ha rasgado la piel del cráneo del imbécil y su cabeza entera ha quedado empapada de un combinado de whiskey con sangre. El saco de mierda humano cae de rodillas, medio aturdido, y es el momento en el que yo aprovecho para prender fuego al whiskey que cubre su cabeza con mi mechero. Al instante se le envuelve todo su cráneo en llamas, como si del motorista fantasma se tratase. Se lleva las manos a la cabeza por el dolor, y se quema también las manos.

  Me siento en la acomodación lateral del vagón mientras él baila en solitario intentando apagar su fuego. Intento darle un trago al whiskey que llevo agarrado por el cuello en la mano, pero no cae ni una gota, pues claro, el cuello es lo único que queda de la botella tras el estropicio.

   En la siguiente parada irrumpen en el vagón los empleados de seguridad. El descerebrado animal abandonará la estación en una ambulancia. Yo en un coche patrulla. Al menos él, se acordará de por vida de este día, y a mi tal vez me den un bocadillo. 


martes, 1 de marzo de 2011

NO LE LLAMES DÉJÀ VU


Suena el despertador, presionas el botón para que vuelva a sonar, y te duermes de nuevo. Vuelve a sonar despertador, presionas el botón de volver a sonar, y te duermes de nuevo. Vuelve a sonar y te da la impresión de estar viviendo una repetición de algo sucedido, que apenas recuerdas, porque te dormiste al instante después de presionar el botón. Finalmente presionas "stop" y te levantas, como todos los días, a las siete y cuarenticinco.
 Desde que te cepillas los dientes te invade una sensación de que ya has vivido esto antes. Y no es un déjà vu.
  Te vistes, como todos los días, con tu traje azul oscuro, tu camisa azul celeste y tu única corbata. Como cada día, te tomas tu café con tus tostadas con queso y mermelada. Y no logras quitarte del cuerpo esa sensación de que ya has vivido todo esto antes.
  En la calle, la misma persona te da los buenos días, con la misma hipócrita sonrisa, a la vez que te da un periódico de propaganda con algunas noticias. Como ya has vivido muchas mañanas, en el periódico lees cuatro desgracias y cinco decisiones políticas que te hacen la vida un poco mas difícil.
  El mismo chófer del mismo autobús, vuelve a ni mirarte cuando te subes, y te vuelves a sentar en el mismo asiento trasero. Junto a la ventana ves a esa chica sumida en sus pensamientos, esa chica que has visto otras veces, exactamente igual. La has visto cada día de la semana durante los últimos años. Y no es un fallo en Matrix, aunque intentes pensarlo para hacer tu vida mas interesante, no es un déjà vu, aunque te gustaría. Es, tu puta rutina.