sábado, 15 de diciembre de 2012

DIOS, LOS MERCADOS Y OTROS SERES IMAGINARIOS


-          Papá, papá, ¿Nosotros somos cristianos?
-          No, hijo...
-          ¿Por qué?
El padre, votante decidido del partido político en el gobierno, trató de satisfacer la curiosidad de su hijo:
-          Pues bueno, digamos que no creemos en un pensamiento que nos empuja a hacer sacrificios para un dios invisible, que no sabemos ni si existe.
Satisfecho, el niño continuó jugando a la playstation durante un rato. Al padre le preocupaba que jugara tantas horas, no tanto por la salud del chaval como por la factura a final de mes. Pero no quería preocupar a su hijo, por lo que, habiendo quitado ya la mitad de las bombillas de la casa, le dejaba jugar todo lo que quisiera. Pero sabía que tarde o temprano pasaría. De repente, se fue la luz.
-          Papá, papá, ¿Por qué se ha ido la luz?
-          Pues, supongo que la habrán cortado, con las últimas subidas de impuestos no me llega para pagarla… - dijo el padre hablando más consigo mismo que con su hijo.
-          ¿Y por qué no protestas en la calle como los que salían en la tele?
El padre, sorprendido por el alto grado de comprensión de su hijo, y un poco preocupado por su actitud, respondió:
-          Verás, hijo, no hay que protestar por ello. Lo que tengo que hacer es conseguir pronto un trabajo. Los impuestos los han subido porque no les ha quedado más remedio. Era un sacrificio necesario.
-          ¿Por qué? – preguntaba el niño.
-          Pues… - sin saber muy bien que iba a contestar, el padre, empezó a hablar – para calmar a los mercados, y que todo vaya mejor.
-          Entonces… - respondió el chaval - ¿Has sacrificado la luz a los mercados?
-          Mmm… algo así. – le contestó su padre, deseando que acabara aquella conversación.
-          ¿Y quién son los mercados?
-          Pues… no lo sé – dijo su padre rendido a la curiosidad insaciable de la infancia.
-          Entonces… - pensó unos segundos antes de formular la pregunta - ¿Son los mercados nuestro dios?
-          Pues… - a esta pregunta, el padre, un poco ignorante, no se le ocurrió ninguna respuesta – vete a dormir, que mañana tienes colegio.
Eso había sonado ya menos comprensivo. El niño se fue a la cama y el padre quedó sentado en el sofá, en la penumbra de la noche. Sin absolutamente nada que hacer, al no tener electricidad, empezó a preguntarse cómo había sido posible que llegaran a ello en un país que, se suponía, garantizaba un mínimo de bienestar. Empezó a cuestionarse si, el pueblo, la clase popular, estaban siendo víctimas de un complot de proporciones históricas. Planteándose la posibilidad de que la religión hubiera sido siempre un entrenamiento para prepararles para los sacrificios que les suponían el enriquecimiento de las altas élites. Al fin y al cabo, la riqueza de un país la generan los trabajadores, sin embargo no son los que la disfrutan. En la antigüedad, en nombre de las religiones, se hacían sacrificios humanos, se conquistaban y aniquilaban pueblos enteros, y las personas aprendían a vivir bajo la privación de tipos de disfrute básico. Todo por satisfacer a un dios, un ente invisible que no les aportaba beneficio alguno en vida. Ahora todo eso se hacía en nombre de los mercados. Ese ente etéreo que ejerce presión sobre las personas llevándolas hasta el suicidio y por el que hay que sacrificar todo tipo de bienestar. Tal vez su hijo tuviera razón y debieran acudir los dos a la siguiente protesta. Aún a riesgo de perder un ojo. 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Venga Rangers III: Estrella Poderosa.


Son las tres de madrugada, hora de bastante actividad en las sucias callejuelas del barrio viejo de Mothman City. Barrio de bares nocturnos llenos de vicio. Drogas, alcohol y prostitución es el contexto. Estrella Poderosa es el personaje principal. A través de su antifaz busca pistas que la acerquen a la verdad sobre la misteriosa muerte de una prostituta la noche anterior. Apareció muerta por la mañana en el motel “Dos Rosas”. Un motel que presume de tal discreción que se ve que no pide ni nombres al entrar. Ahora se enfrenta a una demanda de la familia de la chica, por falta de seguridad. Habla con el recepcionista que describe al tipo que entró con la chica.
-          …era un hombre alto, sin ningún rasgo destacable excepto una cicatriz – explica.
-          ¿Una cicatriz? ¿Cómo era? – Pregunta nuestra voluptuosa heroína.
-          Pues bastante grande, en la mejilla, era como si estuviera marcado, ya sabes, rollo mafias y esas cosas…
  De repente una tormenta de recuerdos inunda la mente de Estrella Poderosa. Aquello ocurrió cuando todavía era nueva en el negocio. Fue su tercer cliente, antes de que se expandiera por la red el rumor de que Estrella Poderosa satisface deseos sexuales, cuando todavía hacía la calle si no llegaba a fin de mes.
  Recuerda como llevó a un tipo a su apartamento y éste la quiso tocar, aun cuando ella le dejó muy claras sus normas. Las manos quietas, pasividad y jamás preguntar por verla con menos ropa. El hombre, frustrado, la empujó y se abalanzó sobre ella cuchillo en mano.
-          Tú vas a hacer lo que yo te diga, puta... -  le dijo susurrando al oído.
-          ¡En tus sueños, desgraciado!
  Sin problema ninguno, la súper poderosa mujer, se lo quitó de encima, le rompió el brazo que la amenazaba y de un puñetazo le rompió la nariz. Acto seguido, empezó a romperle los dedos de la mano uno por uno, mientras le hablaba:
-          Verás… - rotura de meñique – yo ofrezco un servicio, y si no te gusta no pagues y buscas a alguien que te dé, voluntariamente, lo que buscas – rotura de anular -  no porque tu pienses que este oficio no es respetable, puedes tratar a las chicas como si no fueran más que escoria que te tiene que complacer - rotura de corazón, el dedo  -  las personas como tú no valen una mierda, - rotura de índice -  tu muerte sería beneficiosa para la sociedad – rotura de pulgar – pero te voy a dar una oportunidad de redimirte.
  La chica le soltó y el hombre intentó alejarse arrastrándose por los suelos, cual el gusano que era, pero Estrella Poderosa todavía no había acabado con él.
-           Espera un momento, - dijo mientras cogía el cuchillo – no he acabado contigo.
  Levantó al hombre agarrándole por el cuello, le empotró contra la ventana y le explicó mientras le rajaba la cara:
-          Escúchame psicópata de mierda, esto es para que cada vez que te mires al espejo te acuerdes de lo que intentaste hacer y recuerdes que NO se fuerza a otra persona a hacer nada que no quiera. Recuérdalo si no quieres que te persiga día y noche hasta alcanzarte y arrancarte la piel a tiras.
  Dicho esto lo lanzó por la ventana de su primer piso.
  De eso hace ya dos años. Estrella Poderosa sale conmocionada de la recepción del “Dos Rosas”. El sentimiento de culpabilidad es inevitable. Parada en frente de la puerta, ve como se enciende en el cielo la Venga-señal. Y al poco su teléfono suena. Es Poderosa Escarlata. Pero los Venga-Rangers tendrán que esperar. Ella tiene un asunto personal que atender. Empieza a dar vueltas por las callejuelas del barrio, preguntando a todas las mujeres de oficio si han visto al tipo de la cicatriz. En una esquina ve a SúperForzudo tirado en el  suelo junto a unos contenedores con olor a orín. Le intenta despertar.
-          ¡Eh, tío! – le dice mientras le abofetea la cara – que han encendido la señal, que se necesita de nuestra ayuda.
  Pero la única respuesta que obtiene es la arcada previa al vómito del ebrio superhéroe. Lo mejor que puede hacer por él es apartarle de su vómito, tumbarle de lado para que no se ahogue y seguir su camino. Por un momento se pregunta si debería acudir a la señal, sabiendo que SúperForzudo se encuentra incapacitado. Pero no puede, la idea de cargar con otra mujer muerta a su conciencia se lo impide. Aún quedan otros dos VengaRangers para hacer el trabajo. Un poco más abajo, en la misma calle, se encuentra a Abiona, una chica africana con la que había compartido algunas palabras con anterioridad.
-          ¿Qué pasa chica? Hacía mucho que no te dejabas caer por aquí – dice la mujer con un marcado acento - ¿La crisis también te afectó y has tenido que volver a la calle?
-          No estoy aquí por eso – contesta nuestra heroína – yo estoy buscando a un hombre, tiene una cicatriz en la mejilla, no te vayas con él si aparece.
-          Si claro, como si pudiéramos elegir – dice Abiona mientras señala con sus brazos a ambos lados de la calle – ¿ves el montón de mujeres que hay ahora en la calle? La competencia se ha vuelto muy dura desde el crack del ladrillo, mira aquella de allí – dice señalando a una mujer con traje – pues antes era arquitecta y cobraba cientos de los grandes al mes, ahora se ha resignado a vivir en el umbral de la pobreza vendiendo su cuerpo para subsistir. El tío de al lado, después de años lanzando piropos a mujeres desde un andamio, ahora también me quita clientes. Esa otra – apunta con el dedo en la dirección opuesta-  enfermera que se ha quedado en la calle tras la última reforma en sanidad, y aquella de las gafas profesora interina durante años, y mírala. Como ves, no me puedo permitir rechazar a un cliente si quiero pagar la matrícula de la universidad, a ver si con un grado puedo encontrar trabajo en otro país con más futuro.
-          Bueno Abiona, tu decides, pero ándate con ojo, ese hombre es peligroso.  – Le advierte Estrella Poderosa.
-          Si lo dices por lo de anoche… estoy enterada, no te preocupes, si alguien me intenta poner la mano encima le pateo las pelotas. No sería la primera vez que pasa.
-          Buena suerte – se despiden.
  Amanece y el cansancio empieza a hacer mella en la súper poderosa mujer.  A pesar de todo, necesita dormir. Se va a casa. Pero permanece dormida poco más de dos o tres horas. Tiene la mente demasiado centrada en su perseguido como para dormir más de lo estrictamente necesario. Con el desayuno preparado enciende su tele de cuarenta y ocho pulgadas. Hace zapping por los distintos canales de noticias locales y nacionales deseando que no se hable de otro asesinato en el barrio viejo de la ciudad. Poderosa Escarlata encabeza todos los noticiarios gracias a una épica hazaña. La noche anterior expulsó de la ciudad a un monstruo gigante. Una hazaña digna de los VengaRangers. Muy distinta del oscuro acto que ella planea llevar a cabo. Por eso decide no ponerse el antifaz esta vez. No quiere manchar el nombre del súper grupo. En su lugar utiliza una peluca y abundante maquillaje. El incógnito le ayudará.
  Sale a la calle con un mal presentimiento que se materializa cuando ve coches de policía y ambulancias parados en un portal. Salta el cordón sin que nadie la detenga, pues los encargados de vigilarlo están tomándose un descanso, con café y rosquilla incluidos, como todo buen funcionario. No le cuesta encontrar el piso dónde se ha llevado a cabo el crimen, y ve allí como los camilleros tapan el cuerpo inerte de Abiona. Le inunda la rabia y la impotencia. Le da tal golpe al muro que tiene al lado que los cimientos de todo el bloque se tambalean, dejando el muro totalmente destruido. Desaparece con su súper velocidad ante la mirada atónita del personal de ambulancia.
  Tras reflexionar un poco decide aplicar a su búsqueda el principio de Mahoma, que si no va a la montaña, la montaña ira hacia él. Lo cual es una monumental gilipollez, pues las montañas no tienen piernas. Pero su presa sí. Se para en una esquina y rechaza a todos los tíos que se le acercan. Por grande que sea la suma de dinero que le ofrecen. No puede distraerse, no puede permitirse ni una muerte más.  Tras largas horas de espera aparece el hombre de la cicatriz y el plan de Estrella Poderosa parece funcionar. Él no la reconoce. Sin embargo ella a él lo reconocería aunque pasara por quirófano. El odio se despierta al verle, como si el hombre fuera un interruptor para ello. Le lleva a su piso de oficio. Le dice que se siente en el sofá. Se planta frente a él y con la mirada firme en su cara, Estrella Poderosa, se quita la peluca.
-          Ahora entiendo porque me resultabas familiar – dice el asesino deslizando suavemente su mano hacia su bolsillo.
-          ¿Has matado tú, a las dos chicas asesinadas en el barrio?
-          Si… sabía que era el modo idóneo para encontrarte y… ¡Matarte! – grita el hombre a la vez que apunta a matar a la súper mujer, y dispara.
La bala golpea en la frente de Estrella y apenas le hace un rasguño.
-          Tu no has entendido nada, ¿Verdad? – dice la mujer llena de ira – soy tu castigo divino por tus pecados y tu no eres más que un montón de semen de orangután que no vale la mierda que caga. Simplemente no puedes deshacerte de mí – el puño de Estrella Poderosa se enciende convirtiéndose en la base de una hoguera que emana llamas de energía destructora – ahora, recibe el castigo por no haber cumplido con mis exigencias y desaparece.
  La mueca de terror del asesino solo desaparece cuando se convierte en una mueca de dolor, que dura tan solo unos segundos hasta quedar reducido completamente a cenizas, junto con algunos muebles del piso. El hombre ha desaparecido, pero los sentimientos de culpa de nuestra heroína no. Pues no puede dejar de pensar que la muerte de Abiona y la otra muchacha del barrio, fueron culpa suya pues, obviamente, de haber matado en su día al asesino, éste no habría matado a nadie. Y entonces se acuerda de las palabras que dijo un ser querido de un superhéroe justo antes de morir:
  “Un gran poder, conlleva una gran responsabilidad.”

jueves, 15 de noviembre de 2012

ADICTO


Suena el despertador y ya estoy pensando en ello. Reviso los cajones de mi casa, y no me queda ni un gramo. Así que me visto y acudo a mi distribuidor habitual y le pido una dosis para tomar en el acto. Da igual si llego tarde al trabajo, no empiezo el día sin mi dosis.  Durante el trabajo lo mismo. Toda la jornada pensando en ello, aprovechando cualquier momento para escaquearme a por otra dosis. Y al terminar la dura jornada laboral, no vuelvo a casa sin pasar por mi distribuidor a por una dosis más. A veces doble.
  Cuando empecé solo tomaba de vez en cuando. Para socializar. Como todo el mundo en mi entorno tomaba, yo empecé a tomar. Pero solo era eso, quedar con alguien y tomar una o dos. Luego empecé a comprar pequeñas cantidades, a pedir dosis individuales a amigos o vecinos para preparármelas en casa, y ya llevo tiempo comprando a quilo y consumiendo en solitario. A todas horas. Todos los días. Ya lo decía mi madre “ten cuidado que eso engancha” “estás tomando demasiado a menudo”. Pero yo nunca escuché.
  Ahora veo como la sustancia tiene a todo el mundo dominado. Pronto nadie podrá vivir sin sus dosis, y el mundo se verá sumido en la oscuridad de la total ausencia del libre albedrío. El hecho de que nadie parezca ser consciente de ello, no lo hace menos real. Todos acuden a por sus dosis, como si fuera lo más normal del mundo, ignorando, por voluntad o no, aquella vocecila interior que les dice: “adicto”. Y yo también. Aunque me duela colaborar en este complot de proporciones cataclísmicas, no puedo evitarlo. Lo necesito. Acudo una vez más a mi distribuidor habitual y pido:
-          ¡Otro café!

domingo, 28 de octubre de 2012

LOS VENGARANGERS 2: LOS UNIVERSOS PARALELOS


  Son las doce de la noche, y los astrónomos del observatorio internacional de Mothman city se encuentran inmersos un su fatigosa jornada, la búsqueda de posibles vidas mas allá de la tierra es lo que les ocupa esta noche. De repente, el becario del observatorio, que no cobra ni nada, solo saca trabajo gratis, ve algo muy fuera de lo normal.
            - ¡Señor Roger! - Exclama dirigiéndose a su jefe.
            - ¿Qué? - Le responde el doctor después de darle un buen trago a su taza de café.
            - ¡Mira esto! -Le dice el joven cediéndole el telescopio.
  Los ojos de Roger no dan crédito a lo que ven, una masa enorme y luminosa, lo que significa de gran energía destructiva, se dirige directamente hacia ellos. La ciudad entera está en peligro. Avisan al ayuntamiento, se enciende la señal, se necesita urgentemente la ayuda de.... LOS VENGARANGERS.

            - Oye, ¿Me invitáis a otra? - Dice SuperForzudo a PoderosaEscarlata y EstrellaPoderosa
  Se encuentran sentados en una terraza de un céntrico bar de la gran ciudad de Mothman. Están todos vestidos con sus ropas menos llamativas intentando pasar desapercibidos entre la gente normal y corriente que les rodea.
            - ¿Sabes? - Le contesta PoderosaEscarlata - empiezo a pensar que solo acudes a las reuniones para beber de gorra, además, deberías dejar de beber, no querrás acabar como AntMan, ¿No?.
            - Ey, un respeto para AntMan, -se indigna SuperForzudo - él fue un gran superhéroe en solitario consiguió muchas mas cosas que todos nosotros juntos...
            - A parte de lo de la crisis nuclear, ¿Qué hizo? ¿Salvar a un tren?
            - ¿Y que hay de lo del área 51?
            - Bah, eso es mentira - dice escéptico el rojo PoderosaEscarlata - no te creas todo lo que lees por Internet.
            - Eso es lo que quiere el gobierno que creamos...
            - Estamos aquí para debatir sobre nuestra política de identidad secreta, así que dejad de discutir por chorradas, - interrumpe cabreada EstrellaPoderosa - como crew sería interesante que todos nos mantengamos en la misma postura, si decidimos hacernos personajes públicos para evitar las críticas negativas de la prensa y a la vez lucrarnos con exclusivas tenemos que estar todos de acuerdo, pero si uno solo decide mostrarse a través de él pueden llegar a todos nosotros. Y ya sabemos lo poco seguro que es que se conozca nuestra identidad, lo hemos visto en miles de cómics. Por cierto, ¿ y MoscaMan?
            - ¡Camarero, Otro whiskey! - Dice SuperForzudo levantando el brazo.
            - Su móvil estaba inoperativo, para variar, - explica el vengaranger rojo - ya sabes que no le gusta nada salir a la superficie, siempre dice que las alas enrolladas a su espalda, en el interior de la chaqueta, le hacen parecer un jorobado, y también está empezando a pillar complejos por eso de que su piel se ha vuelto verdosa...
            - Así no nos pondremos nunca de acuerdo - dice la chica emitiendo un suspiro de resignación.
  De repente aparece algo en el cielo. La V y la R de los VengaRanges se hace visible en toda la ciudad de MothMan.
            - ¡La señal! - Grita PoderosaEscarlata levantándose sobresaltado. Lo que crea una reacción casi simultanea de EstrellaPoderosa. Salen corriendo y saltando hacia el lugar indicado. Cuando nadie les ve se visten con sus superheroicos atuendos. PoderosaEscarlata se saca unos calzoncillos azules y unas gafas de pasta sin cristal de su bolsillo, y con ello completa su disfraz. La chica se quita su abundante ropa dejando al descubierto un corsé, una minifalda y unas botas, todo en tonos azules, que es el color que la caracteriza. A dicho atuendo le añade un antifaz. Superforzudo, aun en el bar, se acaba el vaso, se pone un pasamontañas y sale volando. Nunca ha sido demasiado cuidadoso con eso de cuidar su identidad.  
  Llegan todos al lugar indicado. PoderosaEscarlata y EstrellaPoderosa por tierra, SuperForzudo aterriza desde el aire, chocándose a toda velocidad contra un contenedor de basura, destrozándolo y esparciendo las bolsas de desperdicios a sus alrededores. Eso de controlar los aterrizajes borracho siempre le ha costado. Se encuentran con Roger, el astrónomo, que les estaba esperando. Les explica que un cuerpo indefinido que emite una poderosa energía está a poco de colisionar en pleno centro de la ciudad, lo cual puede causar una gran catástrofe. Para variar. Los súper héroes tienen que enfrentarse a súper amenazas. Súper.

  Mientras tanto, MoscaMan se encuentra en algún misterioso punto del complejo y laberíntico entramado de alcantarillas de la ciudad. Con una pajita absorbe los líquidos de los ríos fecales que fluyen a su alrededor. No entiende como ha podido acabar sintiendo placer por el sabor fecal, pero le gusta. De repente oye un ensordecedor estruendo y decide salir a la superficie. Allí solo encuentra destrucción. La ciudad entera ha sido destruida. En el epicentro de la gran ciudad convertida a escombros, allí donde los escombros casi se han pulverizado, encuentra una enorme nave espacial y a sus tres amigos debajo, aplastados, calcinados, muertos. Pero no os preocupéis por ellos, para eso están los universos paralelos. Siempre ahí como recurso infalible para que los malos guionistas puedan matar y revivir una y mil veces a sus superhéroes en decadencia para recobrar algo de su antigua gloria.
   El que tiene problemas ahora es MoscaMan, que ve como se abre la puerta de la nave y aparece un ser azul luminoso que le ataca con rayos de energía cósmica ultra destructora. La batalla es dura, épica, pero finalmente MoscaMan vence gracias a su capacidad de vuelo veloz que le permite esquivar cada uno de los ataques del ser destructor. Éste, al morir, causa una explosión que hace temblar los cimientos del mismo universo y MoscaMan, al encontrarse en el epicentro de ella, se descompone en micro partículas que viajan a millones de veces a la velocidad de la luz, recomponiéndose de nuevo en un universo paralelo en el que hasta el último edificio de Mothman City todavía está en pie. Intacto. La única pista de que allí hubo una batalla se encuentra en los rasguños de su ropa.
            - Bueno verte, Mosquita - Escucha la voz de PoderosaEscarlata a sus espaldas. MoscaMan, se da la vuelta, se sorprende al ver a sus tres amigos.
            - ¿Estáis bién?
            - Eso deberíamos preguntar nosotros - dice SuperForzudo.
            - Si, acudíamos a un aviso y nos encontramos al astrónomo Roger, - explica EstrellaPoderosa - nos contó que la crisis ya había sido solucionada por una hazaña tuya que te había costado la vida, me alegro de ver que se equivocó.
  Y así acaba este episodio de los VengaRangers, en el que MoscaMan se pregunta si debería estar feliz por haber recuperado su vida perdida hace unos instantes, debería preocuparse por haber dejado atrás un universo sin superhéroes, a merced de las amenazas intergalácticas o si algún día se encontrará a su doble del nuevo universo en el que reside y se creará una paradoja espacial destructora. Una extraña sensación recorre el cuerpo de MoscaMan. No es alegría, tristeza ni preocupación. Es una sensación de incomprensión y confusión de las realidades que le acompañará por mucho tiempo. Pues se pregunta si algo que le ha ocurrido a él y solo a él, y solo él mismo es el único testigo del universo, ha ocurrido de verdad. 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

LOS VENGARANGERS 1: PODEROSA ESCARLATA


Mothman City vuelve a estar amenazada. Ésta vez un monstruo gigante con un cuerpo peludo, parecido al de un koala, pero con la boca donde iría el ojo izquierdo, una enorme trompa de elefante donde la nariz y un solo ojo en el lado derecho de su cara, es la amenaza. Aplasta a cualquier cosa o persona que se le ponga por delante, y las autoridades, tanto locales como nacionales, se ven totalmente impotentes ante un ataque de tal magnitud. Una vez mas. La ciudad recibe mas o menos un ataque de tal calibre cada quince, o veinte días. Pero ni su cuerpo de protección civil, ni su ejército, están preparados. Falta presupuesto en I+D. El alcalde de la ciudad vive en una mansión con piscina, quince sirvientes y la mayor colección de Rols Royces del planeta. Pero nunca hay presupuesto para mejorar el armamento antimonstruosgigantesdestructores. Entonces, las autoridades locales se ven forzadas a pedir ayuda a una organización ilegal de enmascarados misteriosos que arriesgan sus vidas con motivación desconocida. Dicha organización son los VengaRangers.
  Así, el jefe del departamento de Policía de Mothman City da la orden y el gran foco se enciende proyectando en el cielo, como si de una gran luna se tratase, un gran círculo blanco con una V y una R en el centro. Es la Vengaseñal. Se necesita urgentemente su ayuda, se reclama a los VengaRangers, y los VengaRangers acuden. Bueno, no todos. El único que ve la señal es el VengaRanger rojo, conocido como Poderosa Escarlata. Está en pelotas viendo la tele en su casa y observa la señal por la ventana. Entonces decide llamar al móvil de sus compañeros para ver si acuden a ella.
  Superforzudo está tumbado en la acera al borde del coma etílico, sin fuerzas siquiera para volar hasta el lugar de los hechos. La chica EstrellaPoderosa está ahora mismo ocupada manteniendo relaciones sexuales a cambio de dinero con un admirador obsesivo. No es que suela hacerlo, pero al ser un personaje tan popular entre los jóvenes adictos a los cómics, cuya diminuta capacidad social les dificulta perder la virginidad, ha llegado a recibir ofertas de sumas demasiado grandes como para rechazarlas. Por último, Moscaman, que adquirió las habilidades proporcionales de una mosca, fuerza, habilidad de volar, y gusto por la mierda, no puede evitar darse paseos por las alcantarillas por donde fluyen las aguas fecales de la ciudad, es dónde se encuentra ahora mismo y, por supuesto, allí no hay cobertura.
  Así, tras varios intentos de llamada, sin respuesta, el VengaRanger rojo PoderosaEscarlata, decide pasar a la acción en solitario. Le da un poco de miedo, pero desde que salieron a la luz por Internet unos vídeos antiguos en los que se le podía apreciar practicando sexo con otros hombres, al mismo tiempo, no quiere desaprovechar ni una ocasión para hacerse el héroe y lavar su imagen. Mira el montón de ropa sucia del suelo, toda roja a excepción de la ropa interior, agarra lo primero que encuentra y se lo pone. Un pijama rojo y sus gafas de pasta de montura roja. Se dispone a saltar por la ventana al edificio de al lado, pero se da cuenta de que en la entrepierna de su pantalón hay un gran agujero, por lo que decide coger unos calzoncillos y ponérselos por encima. No puede perder ni un segundo y volver a cambiarse. Nadie hubiera dicho por aquel entonces que crearía tendencia en el mundo de los superhéroes y acabaría enfrentado a un tal Clark en los tribunales por el tema de los derechos de imagen. Pero esa ya es otra historia.
  Finalmente se lanza, salta de edificio en edificio en dirección a los estruendos provocados por el gran monstruo koala elefante diabólico. Preguntándose quién estará detrás de él. Pues tiene toda la pinta de ser un ataque del doctor Malvado, o tal vez sea del doctor Chiflado. Siempre son los mismos. Lo que siempre se ha preguntado Escarlata es porque todos los villanos de la ciudad son doctores. Ignora que la mayor academia de villanos del mundo se encuentra en la ciudad, por lo que salen todos con el doctorado. Lo que es incomprensible es que cada dos o tres semanas sean capturados y puestos entre rejas y siempre se escapen. Será que no se hacen cárceles mas seguras por falta de presupuesto, también.
  Pero bueno, dejémonos de historias, lo importante ahora es derrotar al monstruo que está aterrorizando la ciudad entera. De azotea en azotea, Poderosa Escarlata no tarda en llegar a encontrarse cara a cara con el maléfico monstruo. Y empieza el combate. Smack, thud, plas, POW. Una serie de golpes, todos recibidos por PoderosaEscarlata. Es normal que esté en una clara desventaja teniendo en cuenta que el bicharraco es diez veces mayor que él. De no ser por su hiperresistencia, adquirida al exponerse a una radiación cósmico-planetaria cuando era joven, hubiera muerto al segundo manotazo. Pero como siempre, cuando todo está perdido, y Escarlata sumido en sus lágrimas, con su vida pendiendo de un hilo, o la de su novia, o la de un niño que pasaba por ahí, el caso es que haya alguna vida pendiente de un hilo, encuentra milagrosamente el punto débil del bicho gigante. Ve una especie de aparato enganchado a la nuca del monstruo, una especie de máquina con una luz parpadeante roja, siempre luces rojas que parpadean, lo cual no puede ser otra cosa sino un dispositivo de control. Por lo que, esquivando un golpe mortal en el último momento, Escarlata salta y dispara uno de sus rayos destructores que puede disparar con sus manos. Unos rayos con una amplia gama de lucecitas rosas que contaminan la iluminación de todo el entorno. El artefacto es destruido y el monstruo para de romper cosas sin piedad, y se dirige hacía el muelle de la ciudad donde desaparece en las profundas y sucias aguas del Mothsea de Mothman City.
  A Escarlata solo le falta descubrir al doctor Chiflado, qué está chiflado que se encuentra no lejos de allí, aporreando un mando con un enorme joystick y un montón de botones. Exclamando:
- ¡ Por qué has dejado de funcionar! ¡Maldita sea!- Agitando su brazo enfurecido.
En cuanto lo ve, Escarlata se planta delante de él de un salto, y le pega una patada. Lo inmoviliza y lo entrega a las autoridades por décima vez en lo que va de semestre. No lo mata, aún sabiendo a ciencia cierta que se volverá a escapar y sus malévolos planes volverán a destruir la ciudad, PoderosaEscarlata nunca mata. Aun sabiendo que eso salvaría miles de vidas en un futuro cercano. Pero es que los superhéroes son así de buenos, nunca matan, ni siquiera a un demonio. Hay que dar ejemplo a los niños de la ciudad. 

viernes, 6 de julio de 2012

MIEDO Y ASCO EN IBIZA



  Pues esto es lo que sentimos mayoritariamente los que somos de por aquí. Aunque supongo que es un sentimiento expandido por todo el territorio de este decadente país llamado España. Los que buscamos trabajo, o tenemos trabajo, sentimos asco. Asco por la precariedad laboral, cuyo aumento se nota como empalmarse con el chándal. Una precariedad cada vez mayor alimentada por el miedo. El miedo de los altos empresarios hoteleros a ganar menos, no sea que no ganen lo suficiente como para invertir en hoteles que les salgan mas rentables al otro lado del atlántico. Esas personas cuya ambición monetaria les ha desplazado su afinidad hacia otros seres humanos a lo más recóndito de su alma, el bienestar, la felicidad, los intereses, en definitiva, la persona, no importa. Acepta el trabajo, anula totalmente tu existencia individual y pasa a formar parte de mi engranaje crea dinero. Y sin rechistar, que hay cientos detrás de ti esperando encontrar un curro. Ya he mandado a la mierda, de manera siempre educada, pero a la mierda al fin y al cabo, a un par de estos negreros, explotadores, esclavistas a quienes solo les falta el látigo. Me los imagino lanzándose a su piscina de billetes y monedas cual tío Gilito, y atragantándose con una de ellas hasta quedar sin respiración y acabar su vida de una manera lenta, agónica y dolorosa. Y una sonrisa se dibuja en mi boca. Es lo que se merecen. Se lo merecen por importarles una mierda la vida de los demás, por mirar antes su bolsillo que el bienestar general de la sociedad. Porque con la excusa de la crisis, en lugar de contratar a dos personas, aun haciéndoles hacer menos horas y pagándoles un poco menos, le piden a una que haga el trabajo de 3, y le pagan como media. Y tienes que dar gracias porque tienes trabajo. Y la ley parece no existir en este salvaje oeste de empresas dispuestas a sacrificarlo todo por el dinero. Pues hasta lo que yo sé muchas, pero muchas de las prácticas laborales que se llevan a cabo por estos lares sodomizan a la ley de manera brutal y salvaje, aunque la ley parezca estar acostumbrándose a ello, oponiendo cada vez menos resistencia. Esto es la crisis, además de una excusa perfecta para que el gobierno nos recorte derechos con total impunidad, también es la excusa perfecta de los empresarios para exprimir hasta la última gota de sangre de sus empleados sacando un beneficio extra para sus bolsillos. Pues por mas que haya crisis, hay terrazas de hoteles que no engañan, que están llenas como cada Julio, y sin embargo la precariedad laboral ha aumentado con creces. No sé donde vamos a llegar, y me entristece mucho ver como las luchas de nuestros antepasados por conseguir unas condiciones laborales medio aceptables se ven ninguneadas y pisoteadas dejando a los empresarios de almas podridas actuar a su libre albedrío. Si seguimos dejando que esto ocurra, vamos a acabar muy jodidos, mas aún.    

sábado, 21 de abril de 2012

Lo siento


(Breve poema escrito un tiempo atrás, un sentimiento que por suerte nada tiene que ver con mi sentimiento actual. Espero que os guste.)

Siento sentirlo,
pero lo siento,
siento vivirlo
siento sufrirlo,
siento no poder seguir,
siento mi cabeza sucumbir
al agónico sufrir de sentir soledad estando ella al lado.

Siento no poder decir
que no sentía algo por ti,
y cuando lo dije mentí
intentando evitar sentir precisamente lo que ahora siento.

Mierda, me invaden los celos,
el mas horrible de los sentimientos,
y por ello vuelvo a decir lo siento,
siento escribir sobre esto.

Por supuesto siento haberla hecho sufrir,
también siento ser gilipollas,
y el humo acariciando mi boca,
y las lágrimas mojando mi ropa,
y el deseo de parálisis cerebral que dure hasta que amaine el temporal. 


miércoles, 14 de marzo de 2012

Rajchasak


Cuando cae la tarde en Bangkok, Rajchasak ya se encuentra en el concurrido puente pidiendo limosna. Es fácil ver al resto de ciudadanos tailandeses, ya estén de compras en los centros comerciales de la zona, o de camino al trabajo, soltarle unas monedas en el vaso. Parece ser una sociedad bastante más generosa con los desfavorecidos que la nuestra. Tal vez sea por la vieja creencia en el budismo de que el acto de pedir es digno, incluso noble.
  Aún así, Rajchasak a veces necesita llamar un poco la atención. Cuando pasa un rato sin que nadie le suelte una moneda, arrodillado, agacha su cuerpo y coge con la boca el vaso de cartón con el que pide limosna. Las mangas vacías de su camiseta se tambalean al sacudir la cabeza para hacer ruido con las monedas. Parece que nada puede interrumpir su tarea. Nada, hasta que empieza el combate.
  El centro comercial de al lado organiza todos los miércoles unas jornadas de Muay-Thai. Emocionantes combates con luchadores venidos de distintas partes del mundo. El ring se monta justo de bajo del puente dónde se sitúa Rajchasak, o tal vez él se coloque justo dónde se monta el escenario de los combates. El caso es que empieza el combate, y el indigente no puede resistir la euforia que le provoca. Racjchasak se levanta emocionado, se acerca a la barandilla mientras suena la música del inicio del ritual, y en cuanto suena la campana y los luchadores se dan el primer golpe, Rajchasak se emociona tanto que no puede evitar sacar los brazos del interior de su camiseta y empezar a dar palmas. Aplaude y grita con euforia animando a los combatientes. Su voz se convierte en el único sonido que se distingue por encima de la música tradicional del ritual. Una voz chirriante y de pronunciación extraña, imagino que debido a la melladura en su dentadura. Sus movimientos son espasmódicos y repentinos, está totalmente poseído por la emoción. Incansable, aplaude y aúlla durante la larga jornada de cinco combates.
  Cuando se acaba el espectáculo, se apaga la euforia. Rajchasak vuelve a su rincón, oculta sus brazos en el interior de su camiseta, se arrodilla, sujeta el vaso de cartón con la boca y lo sacude con la mirada clavada en los transeúntes. Tal vez ésta no sea la idea tradicional del noble pedir que tenían antaño los budistas, pero al parecer le funciona. 

lunes, 30 de enero de 2012

"Mother Ganga"


Sentado en uno de los escalones de las “Ghats” a la orilla del Ganges viendo amanecer, solo los barqueros ocupan el paseo. Se siente como, poco a poco, el caudal de personas aumenta. Cuanto mas arriba está el sol, mas gente inunda el paseo. Los pastores llegan con sus bueyes para lavarlos en el río, hombres machacan ropas contra las piedras con el propósito de limpiarlas, dos perros sarnosos se pelean por una perra y las vacas, esto es India, las vacas campan a sus anchas. Un hindú con los dientes mellados me intenta vender unos collares mientras un cadáver arde unos metros mas adelante. Alrededor de la hoguera se juntan los familiares, con expresión algo triste, y algún turista curioso al que algún otro habitante local intenta vender hachís. Mientras, a no muchos metros, los niños de la ciudad preparan sus cometas y sus bates de cricket para iniciar una nueva jornada de juego. Mientras, grupos de jóvenes y ancianos se dan un baño en las sucias aguas del río para purificarse, y un anciano está tumbado, durmiendo en el último escalón de las “Ghats” esperando a que llegue su muerte, por fin, cerca de “la madre Ganges”, como ellos lo llaman, y terminar así con el suplicio de la reencarnación. Así son las orillas del río Ganges, un lugar con tanta actividad que es difícil de describir, un lugar donde la vida y la muerte convergen en un mismo espacio.


*Ghats: Denominación hindú para las grandes escaleras que llegan hasta la orilla del río utilizadas como lugar para bañarse. 


lunes, 16 de enero de 2012

ENCUENTROS EN LA TERCERA BARRA


Doy un sorbo, lo más pequeño que puedo. El contenido de mi cartera escasea y quiero prolongar esta situación el mayor tiempo posible. Son las tres de la madrugada de un sábado cualquiera y yo estoy solo en un bar, bebiendo whiskey para sedar mi corazón. No quiero enfrentarme a la soledad de mi cama de dos por dos. Demasiada cama para un hombre solo.
  Doy otro trago, y mientras bebo, veo a través del cristal una femenina silueta que se acerca y se sienta en la mesa de al lado. Sola. Decido levantarme y dirigirme hacia ella con el vaso en la mano. Lo apoyo en su mesa y me siento.
-          Hola – le digo.
-          Hola – me contesta con una voz cansada desde el otro lado de la mesa.
  Dejamos pasar un rato en silencio, sin beber, sin movernos. Simplemente impregnándonos del rock ochenteno que suena en el local. A parte de eso, solo se escuchan los sonidos que salen de los dos borrachos que descansan sus cabezas sobre la barra, y un lavavajillas que suena a lo lejos, activado por el camarero. Un neón rosa parpadeante da un efecto surrealista a la escena.
            -  ¿Qué quieres? – me dice ella tras no se cuantos minutos.
            -   Ligar contigo, o como se le llame hoy en día a follar.
            -   Curiosa manera de pedirlo.
  Vuelven  a pasar unos instantes en silencio, hasta que le digo:
-          Verás… - titubeo unos segundos - …no es que haya sentido mariposas en el estómago cuando te he visto, ni tan si quiera que me parezcas guapa… Tampoco tengo grandes virtudes de las que alardear delante de una dama…Yo sólo soy un borracho necesitado de amor y cariño, y al verte sola a estas horas he pensado que tal vez tu necesitaras lo mismo.
-          También necesito un whiskey, ¿Podrías invitarme?
  Se vuelve a hacer el silencio, y miro mi copa medio vacía, la rodeo con mis dedos y se la acerco.
-          Tampoco me queda un céntimo, pero podemos compartir lo que queda de ésta copa.
  Rodea la copa con su mano, le da un trago y me dice:
-          Verás… tu tampoco eres gran cosa, pero al menos eres sincero, además, pareces ser el único hombre de por aquí que todavía se tiene en pie… - da otro trago –…por lo que podemos acabar esta copa, y después ir a mi casa.
  Y así fue como conocí a la mujer de mi vida.