jueves, 24 de marzo de 2011

TEN CUIDADO CON LO QUE DESEAS, PUEDE CUMPLIRSE

Es verano del 2009 y Estoy en el avión. Emocionado. Si, esa es la palabra. Después de falsificar fechas de pago en documentos bancarios para corregir mis despistes, he conseguido que me concedan una beca para estudiar inglés en el extranjero. La condición es asistir a clases de inglés durante tres semanas y ya que estoy me he pillado unos pocos días mas para conocer un poco el lugar. Mi elección ha sido Malta, ya que era la opción mas barata y la única manera de que la limosna otorgada por el Estado cubra todos los gastos. También hay que decir que un país que tiene el nombre del principal ingrediente con el que se elabora mi bebida isotónica preferida atrae.
  Así pues, estoy en el avión deseando llegar a la isla y conocer alguna chica extranjera, cuanto mas exótica mejor, y mi incomprensible miedo al compromiso me hace pensar que es la mejor opción de relacionarme con una mujer en estos momentos, dicho miedo al compromiso no aparecerá sabiendo que en un par de semanas, o tres, como mucho, nos tendremos que separar porque somos de distintos puntos del mundo. Esas son mis expectativas, aparte de aprender inglés, conocer a una chica y poder disfrutar de ella, intimar con ella, acariciarla, besarla, follar como leones y despedirme de ella con un beso antes de que la pasión se pierda, pensando, que desearía poder irme junto a ella. Es mejor quedarte con ganas de más porque algo ha sido tan bueno que te gustaría continuar viviéndolo, aunque eso te suponga echar de menos.

  Aterrizo sin ni puta idea de adonde dirigirme, por lo que me dijeron después, había alguien esperando con un cartelito con mi nombre en el aeropuerto. No he visto nada y me he ido directo a un taxi dejándole allí plantado. Me imagino que se habrá quedado con cara de tonto al ver que se ha ido toda la gente procedente de mi vuelo y nadie le ha dicho nada. Me alegro de no haber conocido nunca a esa persona.
  Como no sé a donde ir, me dirijo hacia la escuela en la que me matriculé para las lecciones de ingles, quienes administran también el tema de la vivienda. El taxista, al ver a un turista español totalmente perdido, por supuesto, aprovecha la oportunidad y me estafa. Cuando le digo la dirección parece muy convencido de a donde va, pero cuando llegamos a la zona empieza a dar vueltas como un subnormal, me dice que no sabe donde se encuentra el lugar que le indico, hasta que le digo que da igual, que me deje bajar en cualquier lado y ya me espabilaré. En ese momento, mágicamente, encuentra la escuela. Le pago sin rechistar, no os imagináis cuan poco amigables son los taxistas de ese país, y peor aun los autobuseros. Dan miedo.
  En fin, el caso es que me deja en frente de la escuela, que, para sorpresa de un imbécil, la mía, está cerrada. Aunque realmente es de pura lógica, teniendo en cuenta que es sábado. Pero me lo voy a tomar con calma. Hace mucho calor y tengo la boca mas seca que la suela de un zapato de esparto expuesto al sol de agosto. Así que me voy a sentar en el primer bar que encuentro y me pido un té frío. Si, un té frío. Empiezo a barajar las posibilidades que tengo entre las manos y pienso que puedo darme una vuelta por el barrio hasta encontrar algún hostal, pero ni parece haber muchos por la zona, y, teniendo en cuenta que es temporada alta, puede que estén todos ocupados, además de que probablemente abusen con los precios. Así que me empiezo a plantear la posibilidad de arrastrar mi culo y mi maleta hasta la costa y tumbarme en alguna playa utilizando mi equipaje como almohada. Entonces aun no sabía que la mayoría de las playas allí, son de roca.

  Cuando acabo mi refresco, decido arrastrar mi equipaje hasta un ciber y buscar el número de teléfono de la escuela para realizar un intento más de contactar con ella. Inútil intento, pues claro, es sábado y allí no hay nadie que coja el teléfono. Aprovecho para enviar un mail a la familia y decirles que ya estoy en Malta y que todo ha ido bien.
  Vuelvo a arrastrar la maleta detrás de mi, sin rumbo ninguno. Decido que voy a ir hacia donde sea, a hacer lo que sea, y como sea. Pero antes de tan importante tarea, decido volver a pasar por la escuela de idiomas. Solo por pasar por algún lugar que, bueno, es lo más parecido a algo conocido, una referencia. Cuando llego, bendigo a Dios, Alá, Buda y Ganesh al ver que hay gente en el interior. Golpeo la puerta y me miran con cara rara a través del cristal. Me dicen que está cerrado. Pero yo insisto hasta que me abren. Les explico mi situación con un, todavía más que ahora, pésimo inglés, y es cuando me preguntan si no he visto a nadie esperándome en el aeropuerto. Y me dice también que tengo mucha suerte de haberles encontrado, ya que en sábado normalmente no hay nadie en la escuela, pero este fin de semana les ha tocado hacer horas extra para avanzar en temas burocráticos. Finalmente me guía hasta la que será mi casa durante el próximo mes.
  Una vez en casa, saludo al colega madrileño y me voy a dormir. Tras una ducha para quitarme el pestazo a sudor que llevo encima.

  Pasemos a lunes, lunes tarde concretamente. Después del primer día en la escuela voy al a "welcome party" que organiza. Si, es una escuela que organiza excursiones etílicas para dar la bienvenida a sus nuevos alumnos. ¿A qué mola?
  Allí conozco a gente procedente de varios rincones del planeta. Yo me junto con un japonés, que gracias a Internet se que está a salvo después de lo del tsunami, y hablamos de a que nos dedicamos, que hacemos y todas esas cosas que fingimos que nos importan para no sentirnos incómodos al lado de un desconocido. Aunque siempre me ha interesado la cultura japonesa, por eso fui a fingir interés primero en sus hábitos que en los de cualquier otro. También conozco a dos ucranianas que van juntas y son como el día y la noche. Una tiene cara de chica inocente que no ha roto jamás un plato, me recuerda a una versión adulta de Heidi, la de los dibujos, y la otra tiene cara de zorra despiadada y desaparece, recién empezada la noche, junto a un tío que acaba de conocer. De los grupos de españoles paso un poco, en principio, quiero aprovechar que estoy en el extranjero para conocer gente de otros lugares con puntos de vista distintos al mío sobre el mundo.
  Finalmente destacaré la figura de una chica austriaca que es la protagonista de esta historia. La llamaré Nika, para no desvelar su identidad. En una discoteca española a la que nos llevó el empleado guay de la escuela, estoy viendo a la muchacha austriaca menear su barriguita en medio del local, la música es una especie de reggeton del mas malo que te puedas imaginar, pero el alcohol y la búsqueda de una mujer con la que compartir algo, hacen que aguante el tipo incluso en un lugar así. Veo a la chica perrear acorde con la música y me dispongo a entrarle atraído por el hipnotizante movimiento de su barriga. Doy unos pasos en su dirección, haciendo unos torpes movimientos que jamás llamaría baile y cuando está lo suficientemente cerca empiezo a acariciar la redondez que hay debajo de sus grandes pechos. Me pregunto si estará embarazada y, por algún extraño e insano motivo, eso hace que mi atracción por ella aumente. Bueno, eso y las copas de más, claro. Ella también había venido en el mismo autobús que nosotros, pero no fue hasta ese momento que intercambiamos palabras que no recuerdo, por vanas. Supongo que lo de siempre cuando conoces a alguien. Ella cierra los ojos y baila de una manera que, intenta ser sensual, y yo estoy a su lado, parado, hasta que abre los ojos y hago como si hubiera estado bailando y gozando de eso que sale de los altavoces, parecido a música, desde que los cerró. Tras un rato de teatro decido volver con los demás, pero tras dar una vuelta veo que ya no hay demás, que todo el mundo está a su rollo o se han pirado. Así, tras dar una última mirada a la chica austriaca y ver que está tonteando con un moreno, decido largarme. Como no tengo ni idea de como volver a casa, pillo un taxi y lo pago. Una de las cosas que mas odio hacer es pagarle a un taxista por un trayecto que puedes hacer en bus, pero ni idea de adonde puedo pillar el bus. Así que es lo que hay.

  Al día siguiente, después de las clases de inglés, me voy a la cafetería de la escuela, dónde puedo saciar mi vicio de Internet gracias al Wifi. Y allí aparece ella, la falsamente llamada Nika. Lo primero que me dice es que el moreno se quedó con las ganas de algo, como si me tuviera que dar explicaciones. Luego me cuenta que lleva en la isla más de un mes y que le queda poco menos de una semana para largarse. O sea, reinterpretación propia y personal de sus palabras: llevaba mas de un mes en la isla sin mojar y fue a la "welcome party" en un desesperado último intento de conocer a alguien que quiera irse a la cama con ella, pretendiendo aprovechar una de las últimas de no acabar abandonando la isla sin haber echado un polvo. Entre lo que veo y lo que me cuenta, llego a la conclusión de que no está embarazada, que esa tripa redonda y tersa es producto de grandes cantidades de cerveza austriaca, o genética, pero vamos, sin duda, no está embarazada. Aun así, nos intercambiamos los números de teléfono y acordamos quedar alguna tarde o noche para hacer algo.

  A la noche siguiente quedamos para dar una vuelta por el barrio, tomar alguna cervecita, y hacer algún billar. Cosa que se me da fatal, pero confío en que no importe algo como esto, no estamos en una película americana en la que para ligarte a una chica tienes que hacerlo todo bien. Allí, entre otras personas, me presenta a Raquel, una chica que, a pesar de ser española, despierta mi interés, pero esa ya es otra historia.
  El caso es que, tras unos billares, sus amigas nos dejan solos. Se nota que son movimientos planificados con anterioridad al encuentro. Tras meter la última bola en el agujero y ayudado por unas cervezas de más, me lanzo y la beso. No hay mariposas en el estómago, ni me tiemblan las piernas, ni tambores en el corazón. Ni tan siquiera una erección. Es un beso, sin más. Al rato abandonamos el lugar y nos despedimos con otro beso, apasionado por su parte. Me da a entender que quiere irse a casa y acordamos vernos en otro momento. Yo me voy a dormir sin saber porque he hecho lo que he hecho, ni cuestionármelo. Me voy sin más.

  Ese otro momento es dos días y muchos mensajes, casi acosadores por su parte, después. Vamos a una cafetería cercana a nuestras casas y me pido una cerveza, ella un té. Me pregunto como se va a desinhibir para que acabemos en la cama sin pudores. Pero bueno, pienso que igual no es como yo, y es capaz de comportarse con naturalidad ante un desconocido en el ámbito íntimo del fornicio, aun sin alcohol. Me cuenta historias sobre su ex, sobre lo que estudia, sobre su ex, sobre como vivía antes en su país, y sobre su ex. Todo eso en inglés, lo que hace que no lo entienda todo al cien por cien, aunque tampoco me importa demasiado. Sobretodo cuando habla de su ex. Salimos de allí tras la tercera de medio litro, en su caso cola, y nos damos el lote. De repente, cuando empiezo a notar algo duro entre mis piernas, empieza a toser y se va para casa.

  Durante el día siguiente recibo más mensajes al móvil, mensajes de esos que te hacen sentir la urgente necesidad de vomitar arco iris, cursiladas que yo pensaba que solo se decían los adolescentes. Por la noche me propone ir a "Paceville", un pueblo asquerosamente turístico donde se va básicamente a beber e intentar follar. Es donde fuimos el día de la "Welcome Party". Dice que tiene muchas ganas de ir a bailar con sus amigas al "Fuego", la discoteca española, a lo cual no muestro ningún interés. Tras varios mensajes y llamadas insistiendo, prueba con otra opción, decide proponerme de ir a tomar algo por la zona donde residimos, a ver si así me animo. Al final, por alguna especie de compasión, accedo y me encuentro con ella tras esperarla en la calle durante casi una hora. Me dice que las chicas se tienen que poner guapas y siempre se hacen esperar, y me empiezo a arrepentir de haberle hecho casi a ese sentimiento que me hizo venir, e incluso de haberla besado una sola vez. Vamos de cervezas por la zona y me mira con unos ojos intimidantemente enamorados. Le digo que no debe condicionarse por mi, que me ha hecho sentir culpable el hecho de que haya cambiado sus planes por mi y que haga su vida. Se lo digo en un intento de decirle que no tengo tanto interés por ella como ella por mi de manera suave, pero el tiro me sale por la culata, pues me responde que debería estar contento porque quiere estar conmigo. Me vuelve a hablar sobre sus estudios, sobre su ex, de sus compañeros de piso y de su ex. Siento que debería decirle que pasemos el uno del otro, y continuemos como si no nos hubiésemos conocido, pero no se me ocurre una manera suave de decirlo, así que no se lo digo.
  Salimos de allí y, llegados a este punto, vuelvo a besarla. Tras un rato, vuelve a toser. Le digo que mejor vamos a casa, le preparo un té caliente y parece que la tos se le pasa. La llevo a mi habitación y volvemos a besarnos, y hago un esfuerzo por conseguir una erección y, es en ese preciso momento, qué la tos vuelve. Finalmente me pide disculpas y me dice que prefiere irse a casa. Que le sabe mal, que le gustaría tener sexo, pero que con la tos no se siente cómoda. Pienso que yo podría, pero bueno, ella se va.

  Al día siguiente, desde por la mañana, vuelven los mensajitos, y hago un esfuerzo por contestarle. Ni muy seco ni muy amable. Finalmente mi deseo se ha cumplido, tengo una novia de verano, pero no es exactamente lo que espectada. Se ha convertido en mas bien una agonía, me aprieta, me agobia, es terriblemente insistente en cuanto a lo de quedar y vernos, ha resultado ser una chica muy poco interesante, y por si fuera poco, ni siquiera consigo sexo. Y recuerdo aquella frase de la película de "Fausto 5,0" que decía "Ten cuidado con lo que deseas, puede cumplirse" . La frase del demonio, sin duda.

  Pero bueno, finalmente llega el día de su marcha. Me invita por mensaje a su casa a ver las fotos que ha hecho durante todo el mes. Le pregunto si se encuentra bien, y me responde por primera vez que si, que la tos se ha ido. Y yo grito para mis adentros "¡Esta noche follo!".
  Pobre iluso. Cuando llego a su casa me doy cuenta de que su verdadera intención era enseñarme las fotos. A veces no hay que hacer libre interpretación de lo que a uno le dicen. Ella, en lugar de estar en pisos de estudiantes, se ha acomodado en convivencia con una mujer nativa, una borracha cincuentona que cuando entro en la casa recibe con las palabras "¿Como estás, macizo?". Se ve que había aprendido alguna palabra de español. Acto seguido se tumba en su sofá y Nika empieza a enseñarme las fotos. ¡Trescientas! Aunque dada la poca intimidad del momento, tampoco estaría muy a gusto de ninguna otra manera. Así que veo su sonriente cara en trescientos fondos diferentes, y después me dice que tenemos que ir a "Paceville", la guiri ciudad para perrear. No me deja mucha más opción. Es su último día y me dice que quiere ir a despedirse de la gente, y del lugar. Y vuelvo a seguirle la corriente, aunque me apetecería irme a casa y olvidarme ya de ella, no tengo ganas de crearle un recuerdo amargo en el último día de su viaje. Así que la acompaño a ese infierno de niñatas sin cerebro bailando sobre las barras de los bares y idiotas borrachos vomitando en las esquinas. Esas calles que huelen a orín, alcohol y pizza, si, eso era lo único bueno, vendían porciones de pizza exquisitas y baratas cada pocos metros, durante toda la noche, a parte de eso, esas sucias calles llenas de idiotas procedentes de todas las partes del mundo, que se pegan el viaje solo para emborracharse y liarla como si no lo pudieran hacer en sus respectivos países, me provocaban náuseas.
  Tras un par de copas, soy capaz de hacer unos movimientos espasmódicos que suponen ser un baile. Bailamos juntos, a ratos, pero la mayor parte del tiempo me lo paso esperando a que ella se despida de amigos que encuentra por ahí, dos o tres, después de eso, nos encontramos con la mujer que la acogió, que resultó estar emborrachándose en el bar español. Nos ofrece llevarnos a casa ya que son altas horas de la madrugada y Nika tiene que coger un avión por la mañana.
  En su portal la mujer sube a casa y nos deja un poco de intimidad. Me siento otra vez como un adolescente, dándome el lote en el portal de la casa. Nos liamos una vez mas y, tras comprobar que la tos no aparece, le propongo que se venga a casa a consumar el acto sexual, a follar, tras un rato de liarnos es difícil no proponérselo. Pero me dice que no, que no tiene tiempo ya que se va en un par de horas, y tiempo después me alegro de su negativa. Llega el último beso, el beso de adiós, muy apasionado y triste. Por su parte. En mi caso fue un alivio, una liberación. Yo que siempre he sufrido de enamorarme de quien no me corresponde, nunca había pensado que también puede ser muy jodido no corresponder.
  Finalmente me vuelvo a casa, erecto, pero contento de volver solo, pues tengo mi mano y dos semanas y media por delante para disfrutar de las posibilidades que me ofrece esta isla. Y no voy a ser injusto, no todo con Nika fue malo, al menos mi autoestima se incrementó y conseguí la autoconfianza suficiente para relacionarme a gusto con otras personas.

*Esto es un relato ficción, aunque ligeramente inspirado en la realidad, no significa que todo sea verdad, ni que sinceramente piense alguna cosa que digo.  

14 comentarios:

  1. Sip, Malta tales, aquesta va ser sa part dolenta, després tot va anar a millor, jeje.

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  2. Espero que el resto de los días te fuera mejor sin necesidad de usar la mano salvo para cosas más corrientes.
    Buen relato. Saludos, y un abrazo.

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  3. Esa es la mas corriente de las acciones manuales, aunque fue mejor en muchos aspectos. Saludos y abrazos para ti también Sr Galeón. (Joder, dicho así tiene grandeza su nombre.)

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  4. Esa tos me resulta sospechosa. De cualquier forma intuyo que el resto de la estadía fue provechosa. Abrazo porteño.

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  5. Nunca sabré lo que pasaba por su mente en realidad, se como sea, espero que todo le haya ido bien, y si, intuyes bien. Gracias, un abrazo para ti también.

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  6. Muy muy bueno, mejor que de costumbre (y eso que nos tienes acostumbrados a un nivel ya de por sí muy muy bueno). Como veo que se me acaban los adjetivos, lo dejo aquí.

    Por cierto, ¿es cosa mía o le has lavado la cara al blog? Porque el relato de ciencia ficción tuve que leerlo de dos veces y esta vez he podido hacerlo del tirón. Si es así, has ganado con el cambio.

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  7. Gracias, muchas gracias, me vas a hacer sentir sonrojado.
    Si, le he lavado un poco la cara, también te digo que éste relato es bastante más corto. Saludos dependiente.

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  8. Muchas historias de amor acaban con agujetas en la... mano y luego cuando te casas ya casi no hace falta hacer pesas. Me ha gustado mucho tu desmadre maltés. Un abrazo.

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  9. Jeje, Gracias, me gusta que te guste.

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  10. Sorry et toca a tú, mirat sa meva ultima entrada :S

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  11. EXCELENTE TU BLOG, MUY DIVERTIDO
    TE DEJO EL MIO
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  12. El dolor inguinal no supera al dolor hormonal en ese tipo de situaciones, lo mejor es confiar en tus propios recursos y seguir en busca del remedio... ;)

    Saludos.

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  13. Gracias por vuestros comentarios. Saludos.

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