domingo, 25 de agosto de 2019

HARRY POTTER Y EL MACHISMO PATRIARCAL


(Si tienes un bonito recuerdo de infancia relacionado con las aventuras de un entrañable mago adolescente llamado Harry Potter, mejor no sigas leyendo.)

 La señora Dursley sirve té mientras el Señor Dursley lee el periódico. La señora Weasley está siempre metida en la cocina satisfaciendo a todos los que la rodean, teniendo siempre preparada la comida para sus hijos y marido cuando llegan del trabajo. Cuando hay una fiesta nadie ayuda a la señora Weasley con la limpieza hasta que llega de Francia Fleur. Otra mujer tiene que venir desde Francia para que alguien ayude a la señora Weasley con la limpieza del horno, que por cierto, lo limpian de un golpe de varita mágica. De verdad, ¿ni a base de magia ningún hombre puede ayudar a limpiar un horno en la casa de los Weasley? Fleur le sirve vino a Bill, su futuro marido, mientras éste habla de cosas importantes o, directamente, sale de la habitación para no molestarle cuando éste habla con Harry. Porque claro, Bill y Harry son dos hombres que tienen conversaciones importantes y relevantes para el futuro, y su presencia femenina les molesta. Siguiendo con Fleur, resulta ser la única mujer participante en el torneo de los tres magos, compitiendo con Harry y otros dos chicos, y ella es la única que se retira porque no puede soportar la presión. Porque claro, los tres chicos son más valientes y más capaces que ella. Y eso que estamos hablando de magia, joder, no de pulsos. Malfoy, otro que tal, hablando de sus malvados planes con sus amigotes que se ríen con él, mientras una chica, puramente decorativa de la que no recuerdo su nombre, le acaricia el pelo sin decir ni una palabra durante la conversación. Tonks sufriendo por amor mientras los mortífagos se hacen con el control de la sociedad, y recuperando la alegría al iniciar una relación con Lupin, a pesar de estar en plena dictadura Voldemort. Porque claro, una mujer solo es feliz cuando está al lado de un hombre, y el destino del mundo le importa un carajo.

 A todo esto le añadimos las relaciones tóxicas y los tópicos psicológicos. Chow Chang loca de celos por Hermione, sin ser capaz de entender que Harry y ella solo son amigos. Por cierto, una Hermione, que pretendiendo ser el personaje femenino más correcto, explica con total normalidad a Harry que las chicas son unas locas inestables y que hay que hablarles como si fueran a saltarte a la yugular en cualquier momento porque sino se enfadan y la culpa es tuya por no entenderlas. Y Ron, regalándole el libro de “como entender a las mujeres” a Harry. Como si las mujeres fueran un robot de cocina con manual de instrucciones. Volviendo a Hermione, es la única de los tres personajes protagonistas que se preocupa por su físico, aprovechando la magia para reducirse el tamaño de los dientes, porque claro, ella es la chica. Además de pasarse la saga entera lloriqueando mientras sus dos compañeros se enfrentan valientemente a las adversidades, a pesar de haber demostrado estar más capacitada que ellos para hacer magia. Siguiendo con Hermione, Ron y las relaciones tóxicas: Siete tochos de libros peleándose, ignorándose, hablándose mal y faltándose al respeto el uno al otro para acabar enamorados porque, claro, todos sabemos que eso es el verdadero amor. Que los que se pelean se desean. No vayamos a implementar relaciones sanas y respetuosas en el imaginario de los más jóvenes.

 Una mención excepcional a la profesora McGonaggall, tal vez el único personaje femenino que no necesita ser rescatado, que pelea con valentía y que demuestra fortaleza. Aún así, siempre una segundona en comparación con el maravilloso Dumbledor.

 Yo me lo perdí en su día y, recientemente, he decidido prestarle cierta atención al mítico personaje que marcó toda una generación. Gracias a los audiolibros, he conseguido meterme en la totalidad de las aventuras del mago mientras trabajaba en otras cosas, y me ha sorprendido, y mucho, lo machista que puede llegar a ser sin quererlo. Y no me sorprendería si fuera una novela de los años cincuenta, pero duele ver que que entre el siglo XX y el XXI, una persona sea capaz de plasmar un machismo tal que a veces de la impresión de estar leyendo una novela ambientada a principios de siglo. Quisiera remarcar que todo lo aquí citado, es lo que recuerdo después de haber escuchado las siete entregas, y seguro que olvido muchos ejemplos pues han pasado varios meses desde que empezara a escuchar la primera. Y me genera cierta tensión recordar como nos lo recomendaban los profesores del instituto cuando era la novedad.

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